El pasado domingo corrió por las redes sociales un wasap que anunciaba la muerte del alcalde de Uribia Bonifacio Henríquez, la noticia engendró trastorno e inconformismo, hasta el punto de poner en peligro la existencia misma del orden social.
Minutos después la hermana del burgomaestre anunció que la salud del alcalde cada día se mostraba progresiva. Sólo lograron pasar dos días para que mediante videowasap, el alcalde al salir de UCI anunciara que por voluntad de Dios había superado los graves quebrantos que lo llegaron a un coma inducido y agradeció a todas las personas que, por él, oraron por su normal restablecimiento.
Otro audiowasap leído por una dama, escrito con miopía literaria sin disimular su firme intención de fomentar el descrédito, alterar la dignidad del gobernante y sus gobernados, por su vulgar contenido fue reprochado por la integridad del pueblo.
Sus autores ni siquiera tuvieron el valor civil de mostrar sus nombres, lo que hace pensar que sus raquíticos ingenios, fue por voluntad propia y no de la oposición en consenso que, por 20 años de gobierno municipal, han probado que tal decisión pone en peligro la prosperidad colectiva de la región.
Los uribieros anhelan vivamente una política franca y sana sin tapujos y encrucijadas, una política libre que batalle solidariamente a la luz solar. En estos momentos en que la administración está lesiva por los quebrantos de salud que padece su alcalde, es cuando realmente se hace necesario el apoyo constante de los mejores ciudadanos que puedan hacer fecunda una administración, que se recibió casi perdida, en medio de un mar de inquietudes y totalmente desheredada de la fortuna.
Para bien del municipio es necesaria una administración cercada de privilegios y para lograrlo, se debe higienizar la lucha trabajando en colectividad, conservar más voluntad progresiva, menos fanatismo, menos envidia, más espíritu de asociación, aportar voluntades para llevar a cabo obras de mejoramiento, laborar con gran interés por el bienestar del municipio que es efectivamente el bien común. Cuando todo se cumpla a justicia su cometido, puede asegurarse que la administración se halla recta, prudente, benéficamente dirigida, y la tranquilidad asegurada, actuar de otra manera es demostrarle al país que carecemos de disciplina, habilidad y patriotismo.
Sí, a tiempo no damos solución a estos apáticos problemas, viviremos condenado al desastre irremisible y vegetaremos en el desaliento, en la preocupación y la resignación.
No más panfletos ni videowasap escrito con raquítica literatura y léxico pornográfico que por carecer de veracidad y omitir justicia, nadie para mientes, a su mísero lenguaje de alcantarilla. No quebrantemos más la susceptibilidad sensible de Loba Mejía y su señora, quienes al ver el videowasap me llamaron entre sollozos explicándome que esperan para su municipio, los que todos los ciudadanos ansiamos para Colombia. ¡Una cosecha de verdad y de justicia¡