A su despedida el presidente Santos creyó que los colombianos habíamos, heredera de él, el precioso legado de la paz, que ya los conflictos de hace más de cincuenta años habían culminado, convencidos nos encontrábamos que no se escucharía en el territorio nacional los estallidos de la guerra, que a cambio nos quedaríamos con las estampidas de la paz.
Al notar la presencia de Iván Márquez y a Jesús Santrich dictando leyes para el arribo de la paz, era una gran muestra del nuevo renacimiento y la ausencia de la beligerancia rondaba por todo el territorio nacional, en una sola palabra nos habíamos topado con la paz.
Pero, un negocio ilícito donde Santrich hacía parte del protagonismo, cambió de forma total las añoranzas del país y aquella paz que pensábamos acariciar se mostraba lejos de nuestro alcance. Márquez se despidió de las bienaventuranzas del Congreso de la República y Santrich fue detenido a causa del negocio que por su alto volumen los Estados Unidos lo pedían en extradición. Sin embargo, después de demostrar que perteneció a un grupo que, por más diez lustros, no hizo sino lesionar y mutilar la tranquilidad de los colombianos, fue puestos en libertad a sabiendas que no sabía otra cosa diferente a la de delinquir.
Ambos se muestran hoy ante el país, declarando que retomaban nuevamente las armas, a las que nunca hicieron el amague de efectuar. Los “exguerrilleros” “volvieron” a reitegrase a lo nunca han dejado de hacer.
Su comunicado ha sonado como como un disparo, en los recintos del Congreso y sin duda ha engendrado trastornos en los hogares colombianos. Esta nueva decisión de los excongresistas daría motivo a un nuevo alzamiento, además sería una bandera alrededor de la cual se reunirán de las agrupaciones subversivas que ahora probablemente se encuentren dispersas, sería inútil pensar que una nueva guerra intestina, cualquiera que fuese el resultado, acabaría de postrar y aniquilar al país.
La experiencias que hemos heredado de los conflictos armados, hacen indispensable las medidas más rigurosas contra los que pretendan encender la llama que supuestamente ya se encontraba extinta, su comunicado no es más que un reto a la calma nacional.
Rodrigo Londoño, alias Timochenko, excomandante general de la FARC manifestó su preocupación por la determinación de estos dos exsubalternos, además reveló que su excomandante Tiro fijo les había enseñado el cumplimiento de la palabra. En definitiva, Iván Márquez, Jesús Santrich y otro de sus seguidores, han demostrado al país que sólo saben guerrear y que mediante ellos la paz se tornará inadmisible, además con su reciente conducta han demostrado que la falta de cumplimiento de los acuerdos, las deslealtad de su consigna quedarían ineludiblemente establecido que para obtener una pronta y eficaz solución para el presencia de la paz nacional, sería determinar que a la subversión debe aplicársele un exterminio total, de esta manera Colombia no se dejaría arrebatar la paz que tanta sangre nos ha costado.