El 26 de agosto, fue la fecha fijada para la consulta anticorrupción, que puede frenar en algo, el desfalco que hoy asciende a 50 billones de pesos al año; si bien no es la solución a todos los males en un país que tocó fondo, puede atacar asuntos puntuales y crear conciencia con temas como: Las audiencias públicas, para que participen la ciudadanía, los gremios y los medios para definir cómo se invierte el presupuesto, es un mecanismo participativo oportuno para las regiones.
Que los funcionarios rindan cuentas me parece accesorio, hoy alcaldes y gobernadores rinden cuentas y no es más que un evento de maquillaje político, con comité de aplausos de áulicos. Rebajar el sueldo de los congresistas sirve para que la ciudadanía se saque un clavo, después de tanta vagancia y prebendas que reciben estos señores, la mayoría inmersos en escándalos y poco trabajo.
Pero más allá de la consulta, lo que parece venir es una nueva polarización por los convocantes, en especial Claudia López, quien tiene mucha resistencia en ese sector político mafioso al que ha denunciado y por obvias razones no le interesa la reforma; solo por citar un ejemplo, ella denuncio a Jorge Visbal Martelo, paraco triple A y apenas 10 años después de haberse paseado por embajadas, los jueces lo condenan; muchos no la soportan como el senador de Alfredo Ramos Maya quien la calificó de vieja hijueputa, es cierto que es impulsiva y hasta deslenguada a veces, pero es mucho más lo bueno que ha hecho por este país para satanizarla y peor, pensar que esta es su consulta, ojalá la gente del común entienda que se trata de una iniciativa que nos convienen a todos y dejen de lado prevenciones y persecuciones, para no seguir en esta polarización que tiene aburrido al país, se necesita un acuerdo político para avanzar y mirar hacia el desarrollo.
El compromiso del presidente electo Iván Duque es muy importante, sobre todo el mensaje que envía a esa bancada que tanto se opuso, aunque contra viento y marea aprobaron en el Senado, para que deje su sed de venganza; si no quieren hacer campaña está bien, pero que no se atraviesen como mula muerta, como ya están haciendo algunos senadores y representantes.
No será fácil, se necesitan 12 millones de votos, algo complicado porque está demostrado que en Colombia la gente no sale a votar, menos cuando no hay otra elección que arrastre; además, se trata de otro pulso entre el voto de opinión y la clase tradicional que se ha enriquecido con el erario. El 26 de agosto votaré siete veces SÍ.