El 27 de mayo decidiremos sobre el presidente que necesita el aquí y el ahora del país, y sobre aquel con la visión para reconstruir el futuro de Colombia, en un momento decisivo de la vida nacional.
Aquí y ahora, estamos infestados de coca y narcotráfico, mientras el microtráfico se toma las ciudades y amenaza nuestros niños. Ese dinero maldito repone las pocas armas entregadas por las Farc y fortalece a sus disidencias, al ELN y las bacrim, y así la prometida paz no aparece en Tumaco, Chocó o el Catatumbo, ni en regiones donde la violencia regresó y el Estado no llega.
Aquí y ahora, la corrupción hace metástasis, propiciada por la mermelada del Gobierno, mientras las obras públicas y los servicios a los más pobres se convierten en botín de pícaros.
Aquí y ahora, la justicia está carcomida por su concubinato con la política y con mezquinos intereses, mientras la JEP se arroga competencias y vulnera instituciones, en su afán de garantizar impunidad a las Farc y “escurrirle el bulto” a las víctimas.
Por eso necesitamos un presidente comprometido con la legalidad; que recupere la seguridad, la soberanía territorial y la dignidad de la Fuerza Pública; que enfrente la reforma de la justicia y, sobre todo, que le notifique a la delincuencia que “el crimen no paga”.
Aquí y ahora, la economía se estanca. El Gobierno se ufana del crecimiento del primer trimestre (2,2%), pero ya no soportado en la construcción o la actividad minero-energética, sino en el sector financiero (¡6,1%!), que no trasladó al consumidor de crédito las reducciones de tasas de interés y, ¡claro!, se dispararon sus utilidades que hoy le “restriega” orgulloso al país.
Por eso necesitamos un presidente comprometido con el emprendimiento que mueva la economía; con arrojo para aliviar de tributos a las empresas, no para que se enriquezcan, sino para que produzcan y generen más empleo; y para subir salarios, no para amenazar la inflación, sino para aumentar la demanda agregada y generar crecimiento real. Un presidente que crea en el valor estratégico del campo.
Aquí y ahora la inequidad persiste, con la salud y la educación en primer lugar. Por eso necesitamos un presidente comprometido con la equidad, más allá del discurso populista; un presidente que crea de verdad en la salud como sustrato del desarrollo y en el valor transformador de la educación; que proteja al anciano y no regale viviendas, pero construya más con facilidades para los más pobres.
Necesitamos un presidente con una visión moderna de la sociedad y el manejo del Estado; que no destruya, que construya; que no divida, que convoque; que no siembre odios sino entendimientos; que lidere el debate sobre temas críticos como salud, pensiones y justicia; pero que decida y actúe, que pase de la indignación a la acción.
Necesitamos a Iván Duque en la Presidencia de la República.
@jflafaurie