Dos de las principales causas de la guerra que hemos vivido durante 53 años son por una parte, la falta de acceso a la tierra y por otra, la ausencia de garantías para la participación política. En ambas causas, el Congreso le ha dado la espalda a la implementación de los acuerdos de paz.
Proyectos tan importantes como el catastro multipropósito para el capítulo agrario y la Reforma Política para la participación política, están en el limbo. En la última sesión del procedimiento fast track, el Congreso de la República hundió el proyecto de 16 Circunscripciones Especiales, que buscaba la representación de hombres y mujeres víctimas, que nunca han tenido la posibilidad de participar, o de acceder a las decisiones del poder.
Lo ocurrido deja a muchas de ellas sin posibilidad de representar a sus territorios, a sus comunidades y cierra de nuevo una puerta trascendental para la participación política en Colombia. Lamento profundamente esta decisión. En este momento, solo hay un sentimiento generalizado de desesperanza y desilusión; las víctimas se sienten utilizadas por el Gobierno Nacional y por muchos Congresistas.
A continuación, transcribo apartes de las palabras que dirigió Odorico Guerra, Presidente de la Mesa Nacional de Víctimas, antes de la votación de esa reforma constitucional: “…uno escucha en los pasillos del Congreso que las víctimas son lo más importante del proceso de paz, el Gobierno desde el principio ha dicho que somos el centro de este esfuerzo; esa es la mentira más grande que hemos escuchado las víctimas. …… por aquí (refiriéndose a las sesiones del Congreso de la República) hemos pasado muchas veces insistiendo y pidiendo el apoyo y el respaldo de los parlamentarios, pero en la mayoría de los casos, solo hemos encontrado oídos sordos y corazones indolentes……... Parecería que el dolor de esos casi nueve millones de víctimas del conflicto armado, no le importaran a nadie”. Al final de la intervención, Odorico hizo un llamado desesperado a todos los parlamentarios, un llamado de tristeza para recordarles que la razón por la que hoy día son llamados víctimas no es porque sean militantes ni voceros de las FARC, sino porque han sufrido en carne propia el abuso físico, psicológico y emocional de la guerra.
Quieren ser protagonistas de la construcción de una política más justa. Ya es hora de que la política colombiana recupere su dignidad y sobre todo su humanidad, ya es hora de restablecer el valor de la sinceridad e integridad en el ejercicio público. Los ciudadanos deben adquirir conciencia de que la política es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos. Políticos debemos ser todos y no una clase aparte que abusa del poder y se enriquece a costa de todos. Quién mejor que las víctimas para liderar la refundación de la política?