Cuando se abordan temas como el de este artículo, siempre quedan por fuera hechos y personajes que muchos lectores “entrados en años” quisieran revivir.
Actualmente un remanso en la llamada “parrilla” de los programas de televisión es el canal “De película”, en el cual encontramos producciones del auténtico cine mexicano. El lunes pasado, festivo en Colombia, presentaron una película filmada en 1949: “Coqueta”, con Ninón Sevilla, Víctor Junco y Agustín Lara. Este actor, músico y poeta, en su papel de anciano ciego, interpreta al piano algunas de sus célebres canciones: “Madrid”, “Noche de ronda”… Mientras tanto, Ninón Sevilla baila al compás del mambo y otros ritmos del Caribe.
Pero Ninón Sevilla es apenas una de las rumberas que alegraban la pantalla. A su altura estaban ‘Tongolele’, María Antonieta Pons, Rosa Carmina, Amalia Aguilar, entre otras. Cada una, como es natural, sentía celos de sus rivales; esta situación se daba no solo entre bailarinas. Sabido es que las actrices María Félix y Tongolele nunca compartieron lo que hoy se conoce como “química”. Cuenta la Tongolele que en varias ocasiones María Félix le hizo desplantes. «Una vez, cuando estaba filmando “Pensión de artistas”, Meche Barba, mi compañera en esa película, se acercó al set donde María Félix estaba filmando “Canasta de cuentos mexicanos” con Pedro Armendáriz. Cuando el actor de aproximó a mí para saludarme, María Félix le ordenó regresar al set para seguir filmando», dijo Tongolele. En una entrevista posterior esta bailarina afirmó que en México, a donde llegó a los quince años, entabló gran amistad con Germán Valdés, el famoso ‘Tin Tan’; Pedro Armendáriz y Mario Moreno,’Cantinflas’; los prefería porque podían hablar con ella en inglés.
Más que actriz, Tongolele (Yolanda Ivonne Montes Farrington) fue una extraordinaria bailarina. Nació en Spokane, Washington, Estados Unidos el 3 de enero de 1932. De María Antonieta Pons diremos que nació en La Habana el 11 de junio de 1922 y murió en México el 20 de agosto de 2004. Le tocó compartir las preferencias de los espectadores con otras bailarinas no menos famosas: la citada Ninón Sevilla (Emelia Pérez Castellanos), habanera nacida en 1922; Rosa Carmina (Rosa Carmina Riverón Jiménez), de La Habana, 1929 y Amalia Aguilar (Amalia Rodríguez Carriera), de Matanzas, Cuba, nacida en 1924. Con este ramillete de “molinillos humanos” deliraban los cinéfilos de los años cuarenta hasta principios de los sesenta. Llama la atención que ninguna de estas actrices hubiese nacido en México.
El uso del idioma español en las películas mexicanas es una de las razones de su éxito y extensa difusión por Latinoamérica; tener que leer los parlamentos que aparecían traducidos en la pantalla era un impedimento para gran número de espectadores. Pero en cuanto a las películas con “rumberas”, los hombres, en su totalidad, solo prestaban atención al libreto frenético que escribían las rumberas con sus caderas desenfrenadas.