La RAP del Caribe es un ejemplo de autonomía territorial. La Región Administrativa y de Planificación del Caribe, es un proceso de organización territorial y regional que une el destino de siete departamentos para corregir una situación histórica de centralismo asfixiante, que ha limitado la posibilidad de que el país sea equitativo y productivo.
Colombia es un país que se ha construido de espalda a su realidad ambiental, geográfica, territorial, social, cultural y económica. Ahora, esta nueva herramienta les permitirá a los habitantes de la costa Caribe aprovechar las ventajas comparativas de su tierra y convertirlas en ventajas competitivas. Sin embargo, este solo es el primer paso. Ahora la tarea es hacer reformas estructurales, especialmente en materia tributaria y fiscal, dirigidas al desarrollo local y regional.
En las tierras de Colombia y la Región Caribe, entre el 60% y el 70% de campesinos no tienen títulos de propiedad, no acceden a créditos, ni a asistencia técnica. Los impuestos sobre la tierra, los impuestos prediales y regionales son ridículamente bajos y no permiten que las regiones, las gobernaciones y las alcaldías, cuenten con ingresos básicos para invertir en el fortalecimiento de sus instituciones.
Es urgente promover en todo el país, modelos de autonomía regional para revertir esta tendencia. Las autoridades locales deben gobernar con independencia y sin mendigar recursos en el centro del país. Es una vergüenza ver a alcaldes y gobernadores, de lunes a viernes mendigando en Bogotá recursos para resolver necesidades básicas de sus comunidades y al mismo tiempo, es insensato ver a funcionarios de Bogotá del Gobierno Nacional, en los mismos días haciendo presencia en las regiones, para equilibrar su salario con viáticos.
Tenemos un Estado y una organización de gestión pública y gubernamental, totalmente esquizofrénica y al revés. Los gobernadores y acaldes deberían estar de lunes a viernes gobernando en sus regiones, y los funcionarios del gobierno central, trazando políticas macro para armonizar el desarrollo regional.
La Rap Caribe se convierte en una oportunidad de resolver los grandes desafíos que enfrentan nuestras regiones en temas de ordenamiento territorial, sistema vial, transporte público, gestión de riesgos de desastres y protección de recursos naturales, entre otros. Por todas estas razones, apoyo decididamente estos modelos de integración, para que al fin puedan ser las regiones dueñas de su propio destino. Bajo mi gobierno tendrán la financiación que necesitan y merecen.