Uno de los oficios más importantes para la seguridad nacional es la de los agentes de inteligencia.
Es tan intangible, silenciosa e ingrata su labor que a pesar de ser parte fundamental de todos los golpes en contra de los grupos armados al margen de la ley, hoy día son tratados por el ordenamiento jurídico como un colombiano regular aunque su horario y el riesgo del trabajo y tiempo de descanso sean completamente diferentes.
Dentro de las operaciones que han llegado a feliz término gracias a los agentes de inteligencia podemos recordar la llamada “Jaque” (julio 2008) en donde se logró el rescate de 15 secuestrados retenidos por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC.
En esta operación, los agentes de inteligencia persuadieron a parte del grupo armado para que diera traslado de los secuestrados mientras se activó la operación de rescate. Recordemos también la operación “Sodoma” (septiembre 2010) en la que gracias a la inteligencia militar se confirmó la necesidad médica del “mono jojoy” de usar unas botas especiales, que iban con un dispositivo GPS que, fue fundamental para el golpe.
Como vemos, estamos hablando de personas que por su trabajo, no pueden disfrutar de un solo día de descanso a la semana, que cumplen misiones en la mitad de la selva colombiana y que realizan su labor a través de la infiltración, por lo que deben mantenerse aislados de su familia o seres queridos. Esta labor, dada su complejidad y peligrosidad no puede circunscribirse a un horario laboral, pues serían necesarios semanas o meses continuos de trabajo para el cumplimiento de la misión asignada.
Por eso, pretendemos devolver las garantías pérdidas a estos héroes de guerra, a través de una propuesta legislativa que cursa en el Congreso.
¿Podrán los agentes de inteligencia en el 2017 contar con un régimen que les retribuya su labor?