Conforme está pasando en el mundo, los resultados electorales no fueron los que se esperaban. Las encuestadoras, los intelectuales, los formadores de opinión, etc., se equivocaron.
El pueblo de los E.E.U.U. se pronunció, le guste o no a la otra mitad de ese país y al mundo. Trump, en su discurso de victoria, de manera concisa, llamó a la unidad y dijo que él es el presidente de todos los Americanos. La realidad es que el mundo sigue y que el pronunciamiento del pueblo fue ese, igual que el Brexit o el NO.
Lo que hay que analizar es qué cambia en el mundo y, en especial, en la relación de Colombia con los E.E.U.U. y con el proceso de paz. Trump es mucho más de lo que hemos visto. De hecho, a mi juicio, hay dos Trump.
El Trump fanfarrón, ególatra y mediático, que dice cosas salidas de tono para los de centro, pero que logran conectar de manera dramática con su electorado blanco y de derecha. Y por eso ganó. Pero hay otro Trump. El hombre de negocios, audaz y pragmático, que recibió una educación de primera. La pregunta es: ¿Quién gobernará? Si va a gobernar el hombre pragmático de negocios, que pasó por buenas universidades, podríamos decir que no será un mal presidente y los E.E.U.U. y el mundo podrán estar tranquilos. No obstante, la campaña que lo llevó a la presidencia dejó dividido al país. Se ganan elecciones con el 50% más uno, pero no se gobierna con el 50% más uno. Hay que aglutinar y jugar en equipo, algo que Trump, como hombre de negocios, sabe perfectamente.
Luego, tendrá que hacer concesiones y no podrá implementar todo lo que dijo en la campaña. Pero varias cosas se pueden prever. Recordemos que su eslogan era “hacer a América otra vez grande”. Esto significa básicamente: hacer crecer la economía y recuperar el espacio de los E.E.U.U. en la política internacional. En el tema económico, la estrategia de Trump será la de encerrar la economía del país y para ello bajará impuestos, renegociará los tratados de libre comercio, prevendrá la evasión y elusión fiscal internacional en detrimento de los E.E.U.U. y promoverá que las empresas americanas retornen sus operaciones de producción al país. Gústenos o no, si Trump implementa lo que dijo, eso es lo que pasará, matizado un poco por los compromisos que tendrá que hacer con la otra mitad del país. A esto se deberá sumar una política anti-inmigración y un replanteamiento de la seguridad social de Obama. Para Trump es el esfuerzo individual el que debe primar y no lo que el Estado le dé o regale a sus ciudadanos. Además, para Trump, E.E.U.U. debe ser un paraíso de oportunidades para sus ciudadanos, no para los migrantes y los inversionistas extranjeros, salvo que paguen impuestos en E.E.U.U. En el tema de política internacional, Trump sentará una posición fuerte, contra la expansión Rusa, el terrorismo internacional y Cuba.
Así las cosas, el triunfo de Trump impactará la política en Colombia. En el tema económico, aun cuando podría pensarse que nuestro tratado de libre comercio es más favorable para los E.E.U.U., podría haber un intento de renegociación para la protección de los intereses americanos, especialmente en el tema impositivo y de estabilidad jurídica. En el tema de política internacional, Trump no apoyará acuerdos con terroristas, que fomenten la impunidad y que puedan ser la base, así sea remota, de que Colombia sea un país gobernado por terroristas reinsertados o la izquierda internacional, al estilo Venezuela. Temas del acuerdo, tales como el narcotráfico como delito conexo y la no extradición, quedarán en el limbo. El panorama de la paz, por lo tanto, se aprieta, y nos guste o no Trump, el acuerdo con las Farc tendrá que adecuarse a la nueva realidad política internacional, así seamos un país soberano.