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La crisis venezolana y el compromiso democrático

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com
La situación de tensión política en Venezuela en los últimos días llegó a su pico máximo esta semana. La oposición, cansada de las triquiñuelas jurídicas de Maduro, resolvió citar al Presidente el martes de esta semana a la Asamblea Nacional para realizarle un juicio político. La idea de la oposición era declararlo como responsable de la crisis política y por ende en abandono del cargo.


Lo anterior, sumado al hecho de que las decisiones del Consejo Nacional Electoral y los Tribunales de Justicia, respecto a exigir que se completara el 20% de las firmas para el referendo revocatorio, no a nivel nacional, sino estado por estado, al igual que las trabas impuestas a la recolección de firmas, implican la ruptura del “hilo constitucional” como lo ha expuesto la oposición. Al final, el referendo revocatorio no se podrá realizar en el 2016, sino en 2017, con la consecuencia fatídica de que no habría elecciones presidenciales, sino que el remplazo de Maduro sería el Vicepresidente, hasta la culminación del periodo presidencial. Como se diría coloquialmente: hacer de todo para obtener nada. La situación entonces está tirante. No obstante, la oposición entiende que el devenir de los hechos y la caída de Maduro deben ser sin traumatismos que generen violencia en Venezuela, ya que al final del día será la oposición la que tendrá que recoger los pedazos del país que ha dejado el Chavismo y el traumatismo que su salida cause. Por ello, la oposición dio un paso al costado, posponiendo la citación de Maduro a la Asamblea Nacional, en aras de dar un espacio adicional para permitir un mayor tiempo de diálogo

. Lo cierto y claro es que la situación de Venezuela no tiene presentación. El Gobierno está en las últimas de cambio, aferrándose al poder de manera desesperada y antidemocrática, sin contar con el apoyo popular y a través de toda suerte de artilugios jurídicos. La comunidad internacional clama por una solución, pero hasta ahora no ha sido contundente en buscarla y con la posición del régimen. En su mayoría, piden soluciones de tipo interno, respetando el principio de autodeterminación de los pueblos y su soberanía, y, sobre todo, que se evite la violencia. No obstante, en general la comunidad internacional no ha censurado de manera vehemente al régimen por sus trucos y abusos antidemocráticos. La OEA indicó que había un quebrantamiento del orden democrático, pero ello no llegó a ninguna parte, por cuanto no es presentó la votación requerida para activar de manera adecuada la Carta Democrática, o, inclusive hacer un pronunciamiento conjunto de censura. Todo terminó en unas buenas intenciones de algunos espontáneos para ayudar a que Venezuela y la oposición resuelvan por sí mismos la encrucijada con base en el diálogo. Los vecinos, además, como Colombia, han sido indiferentes de manera interesada, o simplemente han sido neutros y hasta condescendientes, como Ecuador, Bolivia y Nicaragua para citar unos. Estas posiciones no son adecuadas. Cualquiera que clame ser demócrata debe censurar lo que está pasando en Venezuela. Al Chavismo se le acabó el tiempo. Logró de una manera adecuada y precisa, y con resultados mejores a si lo hubiera planeado, arruinar uno de los países más ricos y prósperos de América latina. Es hora de que el Gobierno de Maduro deje de ponerle trabas al referendo revocatorio y asuma el compromiso democrático, en beneficio de todos los ciudadanos Venezolanos, lo cual es el camino más adecuado para resolver la crisis. Ojalá los líderes del mundo den su apoyo decidido y vehemente a esta alternativa.