Así se puede titular la interminable saga de terror que azota al Caribe, inició en 1998 cuando el gobierno de la época decidió privatizar las electrificadoras y adjudicarle el manejo energético de la costa a una empresa española que se ha convertido en su peor desgracia. Electricaribe tiene a la Costa, literalmente, parada por el pésimo servicio y a punto de generar un caos social con los constantes cortes de energía, es la región que presenta mayor número de interrupciones en el servicio, en ese sentido el departamento que se lleva la peor parte es Córdoba; también es la entidad con mayor tipo de quejas y reclamos en todo el país y no se ven soluciones para modernizar una red obsoleta a la que le faltan mantenimiento y grandes inversiones.
En enero, los españoles asumieron compromisos gracias a la tibia intervención del presidente Santos, acuerdo que no han cumplido y ahora quieren que el Estado, es decir nosotros, le entreguemos 400.000 millones para modernizarse, esto el colmo del cinismo. No cambian el disco que ya se rayó, “es que la gente en la costa no paga”, es cierto que hay problemas en muchas comunidades vulnerables y deben ser atendidas desde una óptica distinta en concordancia con el Estado; lo que no entiendo es ¿por qué, si la gente no paga siguen aquí, alargando esta pesadilla? Algo bueno debe tener el negocio para permanecer tantos años, sin inmutarse ante las persistentes quejas de los mandatarios regionales, a quienes el tema ya se les salió de las manos. Lo más grave es que no quieren vender, hay empresas interesadas, como Naturgas, pero ni siquiera abren una posibilidad de negocio, esto es una dictadura energética que se enriquece a costa de la tragedia de los habitantes del Caribe y el principal responsable, más aún que el mismo Electricaribe, es el Estado, en cabeza de Juan Manuel Santos, ha demostrado que le importa un pito la gente de la región, perdón, sí le interesa, cuando necesita los votos y para eso busca a los políticos, echa discursos aburridores y se va, se nota que a nuestro presidente no le atrae contrariar al gobierno español, menos a los reyes de España, con un problema menor. ¿Problema menor? ¿Qué las ciudades en plena expansión se frenen por un mal servicio? ¿Qué nuestros pueblos resistan cortes interminables por la desidia? ¿Qué la industria y el campo no tengan alternativas energéticas? No entiendo como Santos, felizmente, se siente en el Foro Económico Mundial de Medellín con Felipe González, expresidente español y principal asesor de Electricaribe, sin decir absolutamente nada sobre esta situación, pero sí habla tonterías como la tal guerra urbana o ¿será que González, como promueve la paz, no puede ser molestado con este tema? Ya es hora de que el Presiente haga algo por la Costa, ojalá el nuevo Superintendente de Servicios Públicos, José Miguel Mendoza, de verdad se apersone del tema, intervenga la empresa y promueva un cambio de operador. Electricaribe cumplió su ciclo, se necesita una empresa con una imagen renovada que modernice el sistema y que involucre a la comunidad para buscar una solución definitiva.
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