¡Popeye, futuro Senador!, así sería el saludo de un cantante vallenato.
solo el comentario ha revelado una polvareda en la opinión pública, no podemos ocultar que este exasesino se ha convertido en un referente en el país, la gente se quiere tomar fotos en el parque de Envigado con él, le piden autógrafos, lo entrevistan medios internacionales, es un exitoso youtuber con 134.500 seguidores, seguramente pronto escribirá libros y venderá, al fin y al cabo tiene lo que le interesa a los editores, hasta Neflix le va a hacer una serie, una completa celebridad criolla, prueba fehaciente de que el delito paga, como va a pasar con las Farc que saldrán impunes por la anhelada paz.
En parte, Popeye tiene razón, si queremos abrir el corazón para una paz verdadera debemos darle oportunidad a todos y de paso descongestionan las cárceles, el lema de muchos enmermelados es: “mejor que echen carreta en el Congreso a que echen bala”, un precepto de esta naturaleza también puede incluir a Popeye; muchos se rasgan las vestiduras y ponen el grito en el cielo porque Timochenko y Popeye no se pueden comparar, ¿por qué? Ambos son terroristas, incluso me parece que Popeye tiene más carisma y pinta de político colombiano que Timo, con limitaciones, sobre todo conceptuales; siendo objetivos, tendría más legitimidad Popeye porque llegaría con sus propios votos y no en coche y sin hacer campaña, en el congreso hay muchos que obedecen a intereses particulares o empresariales, tan o más dañinos que él, ya pagó y tiene derecho a que la sociedad lo reciba, o ¿no con Popeye y sí con las Farc? esta es la doble moral que tiene al país jodido.
¿Una ideología te da licencia para matar y diferencia a un asesino de otro? No dudo que a los dos los entusiasma lo mismo, los 28 millones de aumento que acaba de aprobar el gobierno Santos en una prima ilegal pactada con el ministro de Hacienda, también porque saben que no se trabaja mucho en una entidad donde reina el ausentismo y, de ñapa, pueden negociar carros blindados a traquetos y paramilitares. Ya estuvo Pablo Escobar que fue peor que Popeye; también Santofimio peor que Pablo; muchos parapolíticos como “El Gordo” García, cómplice de masacres; incluso Piedad Córdoba, amiga de Raúl Reyes y conocida en la guerrilla como Teodora; Iván Moreno, gestor del carrusel, Jair Acuña, detenido con una millonada en efectivo Y el hijo de “La Gata”. Entonces ¿cuál es el impedimento? Nuestro congreso es una cueva de ratas como decía Carlos Moreno de Caro; y, recientemente, Claudia López “Hay senadores que se roban el sueldo”.
Para los que están asustados, lo que plantea Popeye es un imposible jurídico, tiene una inhabilidad que le impide ser Senador, lástima, me hubiese gustado verlo debatir con Armando Benedetti, haciendo pactos con Noño Elías o siendo objeto de las atenciones de Roy Barreras para votar los proyectos del gobierno, estoy seguro de que Popeye participaría más que muchos de los congresistas de las regiones, que ni se ven. El debate está abierto ¿Puede o no alguien, supuestamente reintegrado a la sociedad y que haya pagado por sus crímenes aspirar al Congreso? ¿Está la sociedad dispuesta a recibirlos en el recinto, precisamente al lado, no de ángeles de caridad?