Establece el Artículo 249 de la Constitución Política de Colombia que el Fiscal General de la Nación será elegido para un periodo de cuatro años por la Corte Suprema de Justicia de terna enviada por el Presidente de la República. Y esta forma de elección establecida no fue caprichosa.
Se dieron debates intensos sobre qué tipo de entidad debía ser, especialmente si ella debería ser independiente o dependiente del Ejecutivo. Se debatió la importancia de la independencia del Fiscal y, por ello, la improcedencia de que dependiera de y fuera elegido por el Ejecutivo. Después de los debates y discusiones sobre tan espinoso asunto, de trascendencia en la estructura del Estado, se decidió que la Fiscalía formara parte de la Rama Judicial, pero que tuviera autonomía administrativa y presupuestal. Básicamente, un reino dentro de un reino, pero aparte, garantizando así la independencia tanto del Poder Ejecutivo como del Judicial.
Así se llegó a un consenso que significa que la Fiscalía es parte de la Rama Judicial, pero independiente a la misma, y la elección la hace el Poder Judicial, en cabeza de la Corte Suprema de Justicia, de terna enviada por el Ejecutivo. Esta decisión, a mi juicio, correcta y salomónica en ese momento, no ha funcionando de manera adecuada. En algún momento la Corte Suprema de Justicia, faltando a su deber constitucional, se dio todas las mañas para no elegir fiscal. Y además tiene un reglamento de votación absurdo que genera cuellos de botella institucionales. En otras oportunidades parecería que la Fiscalía es más una rama dependiente del Poder Ejecutivo y en otras una rueda suelta con su propia agenda política.
Para completar la rapsodia, ahora el Presidente pretende hacer un concurso de méritos para conformar la terna, lo que no se compadece con el texto constitucional. Para ello el Presidente expidió el Decreto 450 de 2016 que establece el trámite, usando como justificación los principios de participación, pluralidad, igualdad, moralidad, imparcialidad y publicidad. La idea es sacar una lista y de esta una terna. Indica el Decreto que se puede inscribir cualquiera que cumpla con los requisitos. De esa inscripción se genera una lista que se fusiona con la del Presidente.
Esa lista conjunta es publicada para opiniones de los ciudadanos y entrevista por parte de Presidente, si él lo considera. De esa lista, finalmente, el Presidente conforma la terna. No me queda más que estar asombrado de tan engorroso e inocuo procedimiento. Finalmente, la terna la conformará el Presidente y seguramente, para los aplausos, incluirá un nombre fuera de su círculo íntimo, pero de la lista de inscritos, y dos de su círculo íntimo.
O de pronto pone a los de su círculo íntimo a que se inscriban. Finalmente, el Fiscal será uno de los de su círculo íntimo. Así, el Fiscal saldrá de nombres como Pablo Felipe Robledo, Néstor Humberto Martínez, Fernando Carrillo o Yesid Reyes o simplemente uno de esos inscritos que es del círculo íntimo del Presidente, depositario de toda su confianza, pero que no sabe la opinión pública que lo es entonces se elegirá a quien quiere el Presidente, por un procedimiento que no es requerido por la norma constitucional, que parece más un show mediático y con un segundo propósito para demostrar que quien se elija es independiente.
En conclusión, como es costumbre de este Gobierno, la elección de la terna es un show mediático que además parece que guarda segundas intenciones.
Por El Pájaro de Perogrullo
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Comparte: