Se anotó una canasta de tres puntos, como dirían en el baloncesto, el Gobierno Nacional llevando la verificación de los acuerdos del fin del conflicto a la ONU y que el Consejo de Seguridad por unanimidad aprobara la intervención de la ONU en la verificación de los mismos.
No obstante, borró con el codo lo que hizo con la mano, al acudir a la CELAC para que fueren miembros de ese organismo los que conformen la misión política internacional de la ONU con sólo un representante del Secretario General de la ONU.
Los acuerdos del fin del conflicto básicamente incluyen el cese bilateral, la concentración y la dejación de las armas. No sabemos a la fecha esto que es, ni como se va a hacer. Solo conocemos el comunicado conjunto de las Farc y el Gobierno y la Resolución del Consejo de Seguridad.
Es decir, simplemente se le pidió a la ONU que verifique el cese bilateral y la dejación de las armas. No cabe duda que este hecho de política internacional es muy significativo en el camino de la Paz y debemos valorar de manera positiva el esfuerzo del Gobierno Nacional al respecto.
No obstante, las cosas deben verse por su esencia y oportunidad. Como de costumbre el Gobierno Santos transmitió un mensaje político previamente a la concreción del acuerdo. Recordemos que la regla de la negociación es que "nada está acordado hasta que todo esté acordado" y que además, no se ha acordado lo referente al cese bilateral, la concentración y dejación de las armas.
Hay serias divergencias entre las partes sobre estos puntos y lo que acuerden es crítico para la seguridad nacional. Esto quiere decir simplemente que la ONU y la Celac van a participar en la verificación de un acuerdo que todavía no sabemos qué es (ni ellas lo saben). No se trata de ser enemigo de la Paz o aguafiestas.Se trata de ser amigo de la institucionalidad y amigo de no entregarles a las Farc más de lo que los colombianos estamos dispuestos a entregar. Así las cosas, este hecho político, que es muy valioso, es un hecho político prematuro y vacío o carente de contenido. Esto me recuerda la discusión que tuvieron el Senador Armando Benedetti y el Senador Alfredo Rangel en días pasados.
Para Benedetti, que no le gusta ir a la esencia de las cosas, pareciera que las toma a la ligera, los acuerdos, que no conocemos, o la paz, que para él son la misma cosa, son buenos porque Barack Obama, Joseph Stiglitz o el Papa dicen que son buenos. Dudo mucho que estos personajes conozcan los acuerdos. Conocen el esfuerzo de Paz y la solicitud de intervención a la ONU. Y la verdad ninguno de ellos es colombiano, ni ha vivido los problemas que hemos vivido los colombianos con las Farc. Por muy respetables que sean, y así digan que la Paz es buena, no es posible deducir que los acuerdos son buenos sólo porque ellos lo dicen.
Por otro lado, el Senador Rangel simplemente se dedicó a decir, lo que hay que decir, que no es más que primero se debe conocer la sustancia de las cosas (el acuerdo) para saber si el mismo es bueno o es malo. Solamente, cuando sepamos el contenido del acuerdo, de lo que contiene respecto del cese bilateral, la concentración y la dejación de las armas, y cuando todo esté acordado, podremos saber si esa Paz que nos presenta el Gobierno Santos es conveniente o no para Colombia y el pueblo colombiano y si los acuerdos son buenos o malos. Las cosas son buenas por sí mismas y no porque X o Y lo dicen. Por ello, el anuncio internacional del Gobierno con relación a la ONU y a la Celac debe mirarse por su sustancia. Este anuncio no es más que un anuncio político para catapultar de manera prematura y vacía el proceso de Paz
Por: El Pájaro de Perogrullo.
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