Ese domingo frío y lluvioso, que todos recordamos, nos dejó ver con claridad una realidad que no podemos evadir; Colombia está sumergida en una profunda polarización política. Sin embargo, las victimas están unidas.
Hace pocos días, tuvimos en el Congreso de la República, una audiencia extraordinaria de la Comisión de Víctimas, solicitada por ellas mismas. Acudieron más de 300 víctimas, con participación de una gran parte de las sesenta (60) víctimas que estuvieron presentes en La Habana, algunas que defendieron el SI en el plebiscito, otras que defendieron el NO, la Mesa Nacional, Mesas Departamentales y Municipales de Víctimas, y, exiliados en el exterior desde lugares como Canadá, Inglaterra, Suecia y Chile.
En esta audiencia, por más de 6 horas, las víctimas expresaron la incertidumbre que sufren por no saber qué va a pasar con el proceso de paz. Ellas sienten miedo y quieren ser parte de esta nueva etapa, urgiendo que haya soluciones sin demoras innecesarias. Lo más importante de la sesión, fue que le reclamaron a la dirigencia política, al Gobierno Nacional y a los delegados de las FARC que se pongan de acuerdo y saquen adelante el proceso.
Por ese motivo, elevamos al Presidente de la República una comunicación transmitiendo la solicitud de la gran mayoría de los asistentes a la audiencia, de realizar una sesión de trabajo en Colombia con una delegación del Gobierno Nacional y de las FARC, para presentar propuestas concretas frente a cada uno de los puntos del acuerdo de paz.
Las voces fueron unánimes en respaldar una solución negociada a este conflicto pero firmes en reclamar una respuesta ya! Por este motivo es de gran importancia dar respuesta a estas voces que guardan la esperanza en un nuevo acuerdo para Colombia, pero sin dejar de ser el centro y el corazón de este proceso. Es necesario, no perder de vista el horizonte sobre el que se construyó esta iniciativa, que fue, el de resarcir a las víctimas, y reconocerles su condición de ciudadanos con plenos derechos.
Podemos renegociar muchos puntos, pero los derechos de las víctimas no son negociables. No tenemos mucho tiempo, los procesos de paz, siempre tienen como principal enemigo el paso del tiempo. Necesitamos una silla más, en esa mesa de renegociación.