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Mié, Dic

Fuera de la pecera

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: [email protected]
Actualmente soy estudiante de Maestría en Conflictos, paces y Derechos Humanos y Docente en la cátedra de Derechos Humanos. Por eso, mi ejercicio profesional me sitúa en una doble tensión: como estudiante me enfoco en las variables de la maestría en especial las causas de la violencia en Colombia. 


Y, como docente tengo la responsabilidad de formar a futuros profesionales en derechos humanos, pero me veo muchas veces obligado a cuestionar el marco tradicional de mi enseñanza.  Creo que, en muchas ocasiones es necesario un cambio en la forma de abordar y enseñar los derechos humanos. 

Ahora bien, considero que al reflexionar sobre las lecturas de Anna Chadwick y Ratna Kapur propuestas por el docente Juan Pablo Acosta Navas en la Maestría; me encuentro que desde ellas se me proporciona herramientas para abordarlos y enseñarlos en forma diferente. 

Pude inferir que, desde la crítica de Anna Chadwick en su escrito Derechos humanos, pobreza y capitalismo; se puede encontrar base para una revisión estructural del contenido que imparto. Tradicionalmente, la enseñanza de los DDHH se centra en el deber estatal de respetar, proteger y realizar.  Esta autora, sin embargo, me obliga a exponer que el conflicto y la pobreza no son fallas del sistema, sino un producto sistemático del código legal del capitalismo.

Desde mi rol como docente observo que me debo transformar en el de un facilitador para la deconstrucción de la neutralidad jurídica. Y esto puede implicar:

Enseñar el Derecho de Bienes como Conflicto: Mostrar a mis estudiantes cómo los regímenes jurídicos de la propiedad, la inversión extranjera y la flexibilización laboral no son neutros, sino medidas regresivas activas que, al proteger la acumulación de capital, violan rutinariamente los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales. 

Superar la Pecera de la Norma: voy a dejar de tratar el DIDH como la cumbre jerárquica, y en su lugar, voy a presentarlo como un campo de batalla legal donde las normas del capital —derecho contractual, derecho comercial— a menudo tienen una eficacia práctica superior a las normas de DDHH. Esto basado en que la solución a la pobreza, —según Anna Chadwick—, no es más derecho, sino la reestructuración jurídica del valor económico.

La propuesta de Ratna Kapur en Liberarse de la pecera aporta la dimensión epistemológica ausente en el enfoque legal tradicional. Kapur me desafía a cuestionar el sujeto que estoy formando y el concepto de libertad que le estoy impartiendo. Empiezo a intuir por esta lectura que la libertad no puede limitarse a la adquisición de derechos —la pecera liberal— o a la asimilación del sujeto fallido en categorías occidentales.

Pienso que el valor de Kapur reside en la transmisión de una ética de la no-intervención en los futuros profesionales de DDHH:

En ese sentido, enseñar a los estudiantes que el "yo con derechos" —el sujeto autónomo e individualista— es una construcción histórica. Al introducir la perspectiva del no-dualismo (Advaita) –el "yo no dual" como conciencia inmutable–, se puede lograr descentrar el trauma y la victimización del cuerpo-identidad, permitiendo que la dignidad de la persona sea incondicional.

Además, fomentar la Introspección (Ser antes que Hacer): En el contexto de la intervención en conflictos y violaciones, mi enseñanza debe incluir una pausa reflexiva. Antes de la acción considero que el estudiante debe indagar si su intervención está basada en el miedo —percibir la soga como serpiente/el otro como amenaza— o si está validando al otro desde su dignidad inmutable, un requisito esencial para la libertad duradera.

Para concluir, mi labor docente, nutrida por la maestría en CPDH en la Universidad de Antioquia, consiste ahora en dotar a mis estudiantes de una doble herramienta: la crítica estructural (Chadwick) para diagnosticar las causas profundas de la desigualdad y la crítica epistemológica poscolonial (Kapur) para transformar su enfoque ético y subjetivo, asegurando que la defensa de los derechos humanos sea un proyecto de emancipación sistémica y personal, no solo un parche legal en un sistema funcional a la violencia.