La crisis administrativa y financiera del ‘Grande Matecaña’ llevó a la toma de una de las decisiones más drásticas en años dentro del fútbol colombiano.
El Deportivo Pereira atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente tras la decisión del Ministerio del Deporte de suspender su reconocimiento deportivo. La medida, sustentada en incumplimientos laborales y tributarios, deja al club al borde de la inactividad oficial mientras se define su futuro inmediato. La resolución 001053, emitida el 2 de diciembre de 2025, formalizó la suspensión y abrió un proceso de notificación que obliga al equipo matecaña a ponerse al día con sus obligaciones si aspira a seguir compitiendo en el fútbol profesional colombiano. Sin este requisito, el club queda deshabilitado para participar en eventos oficiales.
Impacto inmediato en lo deportivo
La crisis administrativa se reflejó rápidamente en el aspecto deportivo. La plantilla profesional decidió entrar en paro por la falta de pago de salarios, un hecho que obligó al Pereira a encarar sus últimos compromisos del campeonato con una nómina alterna integrada principalmente por jugadores juveniles. La situación expuso públicamente la profundidad del deterioro financiero del club. A raíz de la suspensión, el Pereira también perdió su derecho a participar en la asamblea de la Dimayor y quedó impedido para inscribirse en futuros torneos mientras no regularice su situación económica. Esto implica un freno abrupto en la planificación deportiva y administrativa de cara al próximo año.
La llegada de nuevos dueños
En medio del caos, la institución anunció un cambio de propietarios: el grupo Empresarios Full CCI Colombia Dubai S.A.S. asumió el control del club. No obstante, la falta de información sobre la identidad de los integrantes de este conglomerado ha despertado incertidumbre en la afición y en la dirigencia del fútbol colombiano.
La ausencia de claridad sobre el respaldo financiero real del nuevo grupo inversor mantiene abiertas las dudas sobre la capacidad del Pereira para recuperarse y estabilizarse. Mientras tanto, la institución debe resolver sus obligaciones pendientes y demostrar transparencia para recuperar la confianza perdida.