Las estadísticas que se han reportado al Instituto Nacional de Salud desde el departamento de La Guajira, sobre la incidencia de esta enfermedad es realmente alarmante, y las autoridades del área deberían asumir un real plan de choque para ubicar a cada uno de los contagiados y proveerlos de manera oportuna de sus medicamentos.
Un reporte que se hizo a inicios del presente mes de noviembre, indica que el número de muertos por el VIH amerita un cambio en la forma como se ha estado manejando la estrategia asistencial oficial para esta enfermedad.
El Sida ha estado tomando terreno de tal manera que nadie está seguro de no ser infectado. El informe que debería tener a las autoridades buscando paliativos sostiene que de esos 399 muertos en lo que va del año, 255 son hombres, mientras que las mujeres fallecidas suman 144.
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Los niños y los adultos mayores no han escapado a la letalidad del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. El informe oficial conocido por este medio periodístico indica que, en este reporte de fallecidos, lamentablemente se debe contabilizar el deceso de 9 niños menores de 5 años y allí mismo se ubicaron a 11 adultos con más de 65 años de edad.
Otro dato sobresaliente es que los más pobres económica y socialmente hablando, aportan el mayor número de muertos por Sida a la estadística nacional. En ese ámbito, preocupa sobremanera que la comunidad aborigen carga el mayor número de muertos por VIH con un 37.6 por ciento de los fallecidos.
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Los más pobres de esta sociedad, es decir, los que pertenecen al estrato socioeconómico 1, tienen el 86.9 por ciento de las personas fallecidas, mientras que el estrato 3 el más alto de los calificados en el informe, aporta a la lista de muertos el 2.3 de su colectividad a la lista de muertos y el 79 por ciento de esos muertos están inscritos como beneficiarios del sistema subsidiado de salud.
Hace menos de una semana, el secretario de Salud del Distrito de Riohacha, el médico Carlos Manuel Acosta Medina, dijo en este medio de noticias, que: “Una persona que esté infectada con el VIH Sida perfectamente puede morir de vieja, pero para eso, se necesita que el paciente tenga al día los medicamentos para mantener firme su sistema inmunológico”.
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Las voces de algunos pacientes son frecuentes con críticas por la manera como son tratados y por la morosidad que en muchos casos se observa en la entrega de los medicamentos por parte de las EPS. En medio de esta tragedia asistencial, debe recordarse que, en el primer trimestre del presente año, una paciente que además era adicta a sustancias psicotrópicas, cuando su energía la estaba abandonando, se refugió en la zona conocida como Polideportivo o Mercado Viejo, donde estuvo esperando que le llegara la muerte por lo menos durante tres semanas.
Abandonada por su familia y la sociedad entera, se convirtió apenas en una cifra, un número estadístico que ayuda a conformar los 398 enfermos restantes que padecen su propio mal y que esperan que su historia no se repita, sino que les entreguen el medicamento o si por cualquier circunstancia deben refugiarse en cualquier rincón de la calle, los ubiquen y los conduzcan a un centro asistencial con un trato digno para seres humanos.