La fortaleza del sistema interamericano de justicia se encuentra, por estos días, expuesto a una severa prueba de resistencia, debido a la decisión adoptada por las máximas autoridades judiciales de Perú, en el caso Fujimori, favorecido por el "indulto y derecho de gracia por razones humanitarias", concedido al ex presidente en 2017, por el ex-mandatario
P.P Kuczynsi - según se sabe, como resultado de maniobras de apoyo político para evitar la eventual destitución de su cargo - , tras ser condenado a la pena principal de 25 años de prisión por los crímenes de Barrios Altos y la Cantuta, por los delitos de homicidio calificado con alevosía, secuestro y lesiones, entre otros.
"Coautoría (criminal) mediata en aparatos de poder organizado", fue la figura que se estrenaba por entonces en los estrados internacionales, también para las dictaduras militares que asolaron el continente, la que se aplico para este caso. Tema para especialistas.
La aludida gracia procesal, empero, concedida por razones humanitarias de grave enfermedad del prisionero, - que fueron descartadas, en ultimas - , fue declara inaplicable (!) al año siguiente, y la medida fue revocada, hasta hace algunos días cuando la defensa de Fujimori, propuso un recurso de Habeas Corpus, fallado favorablemente por el máximo Tribunal Constitucional (T.C.), lo que prendió las alarmas jurídicas de la comunidad internacional.
Ya en 2017, la CIDH advertía que los delitos del Ex-mandatario " constituyen crímenes de lesa humanidad", por lo que cualquier decisión en contrario constituye un grave incumplimiento por parte del Estado, a las sentencias precedentes de ese órgano supra- nacional, el de mayor autoridad en la defensa de los derechos humanos, lo que acarrearía, además graves consecuencias de orden indemnizatorio a favor de los afectados.
Sin duda alguna, este es un momento crucial en la historia del derecho internacional, de los derechos humanos en Latinoamérica, porque de mantenerse la decisión de la justicia peruana, se estaría incurriendo en una situación de absoluto desprecio por el dolor de las victimas que siguen esperando justicia y reparación. Se escribiría otro capítulo de vergonzosa impunidad.