La pandemia lo ha transformado todo. Mientras peleamos una dura batalla contra el Covid-19, el acceso y uso de la internet aparecen como necesarios en medio del confinamiento al que nos hemos visto obligados para proteger nuestra salud; aislamiento que nos ha alejado de nuestra vida normal y privado del contacto con nuestros seres queridos y con la vida social. Sí, el internet dejó de ser un servicio para tomar un rol diferente en nuestra sociedad: convertirse en el vehículo de contacto con el mundo exterior, una relación ser humano - tecnología, cada vez más estrecha.
El país y el mundo venía hablando en los últimos años de la cuarta revolución industrial, y avanzando en mejorar la cobertura y calidad del acceso a la internet y sus aplicaciones. Igualmente sabíamos que esta herramienta de comunicaciones no sólo era importante sino necesaria para incrementar la productividad y mejorar la calidad de muchos procesos académicos, de investigación, productivos, de servicios financieros y gubernamentales. El Covid-19 aceleró mucho de esos procesos y usos.
Nuestros escenarios cambiaron. Tuvimos una reconversión obligada del trabajo, al “home office” o trabajo en casa para unos y teletrabajo para otros. De las clases presenciales de colegios y universidades, a las aulas virtuales y, para mi caso, de sesionar, debatir y aprobar proyectos de ley en el Capitolio Nacional, a hacerlo a través de una plataforma tecnológica que nos ha permitido continuar con el deber constitucional que nos asiste. Un reto enorme que afrontamos con la responsabilidad y el compromiso de seguir trabajando por Colombia.
Adaptarnos a nuevas modalidades y reinventarnos es clave para mantener un entorno conectado y un sector productivo desarrollado. En aras de esa premisa es que el Gobierno Nacional le puso el acelerador a la maratónica tarea de garantizar conectividad en todo el territorio nacional, meta que hoy alcanza el 53%, del 70% fijado para este cuatrienio. Internet centraliza, en tiempos de pandemia, casi el 100% de la interacción social. Por ello el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones puso en marcha el programa ‘Nuevos Hogares Conectados’, que busca garantizar internet fijo a 500 mil hogares de estratos 1 y 2, con tarifas mensuales desde los $8.613 hasta los $19.074. Con esto se han beneficiado dos millones de colombianos que no contaban con el servicio.
En ese mismo orden inició ‘Prevenir Conectados’, otro programa social que ha beneficiado a cinco millones de usuarios prepago, a quienes se les entregó, de forma gratuita 1GB de navegación y 100 minutos para llamadas nacionales solo por descargar CoronAPP (aplicación gratuita en la que los usuarios pueden informarse del coronavirus en el país). A lo anterior se suma el proyecto de ‘Centros Digitales’ que busca llevar conectividad rural a 10 mil comunidades de 32 departamentos.
Para el caso de Sucre, un departamento con 885.000 habitantes, el Mintic ha habilitado zonas digitales rurales que han beneficiado a 31.557 personas. En diciembre de 2019 fueron entregadas 42 zonas, ubicadas en áreas rurales de 15 municipios, las cuales, con una inversión de $1.134 millones garantizaron internet gratuito las 24 horas del día, a más de 41 mil sucreños.
El internet juega un papel fundamental en este momento de crisis. Por ejemplo, la medicina es un campo que ha trabajado sin descanso. La telemedicina ha comprobado la utilidad y funcionalidad de la virtualidad para seguir atendiendo pacientes con o sin Covid-19. El sistema educativo tuvo que volcarse del todo a la virtualidad. Desde jardines y colegios, hasta instituciones de educación superior, se vieron obligados a replantear el sistema de aprendizaje para evitar que la pandemia desatara un posible rezago académico de los estudiantes y abriera una brecha de inequidad en la calidad de la educación. Frente a este panorama, un internet de alta velocidad se convierte en requisito indispensable para mantener contacto con el mundo exterior.
Si bien en 2019 el Mintic instaló 1.000 zonas digitales rurales en 381 municipios del país, para garantizar internet, se requiere seguir avanzando en cobertura en estas zonas y programas especiales para los estudiantes.
La pandemia hizo visibles las falencias del país en materia de conectividad, a pesar de los avances alcanzados. Valoro el trabajo juicioso y comprometido del Gobierno Nacional, pero tenemos el gran reto de llevar internet a las veredas, corregimientos y zonas más apartadas del país para cerrar la brecha digital y garantizar conectividad.
En un contexto como el actual, sectores como la salud, la educación y la economía dependerán en gran medida de la internet para seguir funcionando. Así que una mayor alianza entre la inversión pública y privada en este sector debe ser prioridad en los programas de reactivación.