Una década aciaga para América Latina. El verde olivo de los uniformes militares era la enseña de las casas presidenciales, y afuera de ellas, la persecución, tortura y desaparición de los opositores políticos.
Esa fue la “razón social” del Plan Cóndor: macabra coordinación de acciones y apoyo mutuo entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales de Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia y Paraguay para deshacerse de los disidentes y sectores contestatarios.
Ocurrieron en la región por entonces, -década 60 70- los episodios más oscuros para la democracia, bajo la tutela del Secretario de Estado de Nixon, Henry Kissinger, uno de sus propulsores, inspirado dicen los historiadores en el Decreto “Noche y Niebla”, de la Alemania Nazi (plan sistemático para hacer desaparecer prisioneros), y con asiento en la Escuela de las Américas, desde donde se instruía a militares Latinoamericanos en acciones “preventivas” para alimentar la estrategia del terrorismo de Estado.
(Prof. Joan Patrick Mc.Sherry, Long Island University). Entonces florecieron a lo largo y ancho de Suramérica, con tenebrosos vasos comunicantes entre países, los temidos “escuadrones de la muerte” brasileños, la oscura Alianza Anticomunista Argentina (AAA) , que inició sus caravanas macabras cuando aún Perón era presidente, y la temida DINA – policía secreta de Pinochet, - responsable del asesinato de Orlando Letelier, ex ministro de Allende, entre otros crímenes . La justicia alcanzó por fortuna al general Manuel Contreras, jefe de la siniestra agencia chilena.
La criminal empresa de la muerte transnacional que se conoció como Plan Cóndor, causó más de 50 mil muertos, 30 mil desaparecidos y 400 mil presos políticos según los “archivos del terror”, revelados en Paraguay en 1992.
Eran también los tiempos de Videla, en Argentina, Banzer en Bolivia, Bordaberry en Uruguay, y de Francisco Morales Bermúdez en Perú, condenado recientemente – a sus 98 años de edad - a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad.
En histórico fallo de la justicia Italiana en julio pasado, se condenó, en contumacia, a 33 ex militares de países suramericanos, entre ellos también al ex dictador argentino Reinaldo Bignone, a 20 años de prisión.
La CIA, la siniestra policía secreta iraní Savak (“El Sha o la desmesura al poder”, de Rysard Kapuscinski), fueron las improntas de esa oscura época de la Historia reciente latinoamericana. La justicia tardía, no obstante llegó, así en muchos casos, la muerte de los victimarios le haya ganado la partida.!!