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Prometeo: de la solidaridad y la transgresión a la autoexplotación y rendimiento

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eimar Pérez Bolaños

Eimar Pérez Bolaños

Columna: Opinión

e-mail: eimar.perez@unad.edu.co

La vida humana fluye, transcurre, a partir de los distintos acontecimientos y momentos históricos que marcan el derrotero desde el cual el hombre constituye su forma de ser y estar en el mundo. Es así, que se construye un sujeto de acuerdo a un contexto determinado. “Hoy vivimos en una época posmarxista. En el régimen neoliberal, la explotación ya no se produce como alienación y auto-des-realización, sino como libertad y autorrealización. Aquí ya no existe el otro como explotador que me obliga a trabajar y me explota, sino que más bien soy yo mismo quien me exploto voluntariamente, creyendo que me estoy realizando” (Chul Han, 2017, p. 109).

En la columna anterior (Prometeo: un ejemplo de transgresión frente a las prácticas del poder), resaltaba los valores del personaje en mención que contribuían al reconocimiento del otro, a la importancia de la colectividad, etc. Sin embargo, en este espacio presento otra interpretación, en la que el filósofo surcoreano Byung - Chul Han considera que Prometeo es un ejemplo del sujeto que representa en la actualidad las dinámicas sociales, económicas y políticas. De manera somera intentaré describir de qué se trata.

Esquilo, nos mostró que hay seres que se sacrifican por otros, a pesar de sus diferencias de clase. En ese sentido Prometeo sacrificó su vida por darle garantías de bienestar a los menos favorecidos. No obstante, a pesar del padecimiento al cual fue condenado, se mostró siempre confiado en sí mismo y aunque renegando del castigo de Zeus, nunca se redimió. “si erré fue voluntad mía, mía y de nadie más. Al socorrer a los mortales sabía yo que me atraía sufrimientos” (Esquilo, p. 14).

Con lo anterior, las características de Prometeo, le permiten a Chul Han reinterpretarlo, para darle desde la filosofía política una connotación distinta, en la cual considera que el personaje de Esquilo es un ejemplo del sujeto de la sociedad del rendimiento. Dicha sociedad se caracteriza por la autoexplotación. “el sujeto obligado a aportar rendimientos se explota a sí mismo hasta quemarse del todo (burnout). (Han, 2017, p. 96).

Es claro que la postura del filósofo surcoreano abre la puerta a un gran debate desde distintos ámbitos. Pero, lo cierto es que toca un tema trascendental, urgente y del presente. Es decir, la forma en la que interactúa el sujeto contemporáneo en relación a las dinámicas del capitalismo. Bajo conceptos, como la autosuperación, la autorealización, el mundo del rendimiento, que en palabras de Chul Han son sutiles formas de explotación, lo cual genera enfermedades neuronales como la depresión. Para esto el filósofo surcoreano agrega: “las enfermedades psíquicas como el burnout o la depresión, que son las enfermedades características del siglo XXI, muestran en conjunto rasgos autoagresivos. Uno ejerce violencia contra sí mismo y se autoexplota” (Han, p. 97).

Como observamos, el concepto de autoexplotación atraviesa al sujeto de la sociedad del rendimiento caracterizada por Han, el pensador surcoreano se vale de Prometeo para metafóricamente relacionarlo con las actitudes del hombre actual, éste se siente libre, pleno, en medio de una sociedad que le permite autorealizarse. Tal como Prometeo, nadie lo obliga a sacrificarse por sus metas, sino que el mismo asume el “reto” de cumplir con un “deber” que considera como proceso de crecimiento personal. A pesar de ello, aún Prometeo reconoce las consecuencias de sus actos “por haberme compadecido de los mortales, me veo yo tratado sin compasión, sometido a un castigo implacable” (Esquilo, p. 13).

Por el contrario, aún basado en la idea de Esquilo a través del personaje constantemente mencionado, Chul Han considera que el sujeto contemporáneo a diferencia de Prometeo ni siquiera se detiene a reflexionar, porque está cargado de un exceso de positividad.