La práctica del poder como dominio es inherente a la racionalidad que se construye a partir de la organización y estructuración política-social de una comunidad.No obstante, se pensaría que dichas prácticas son el producto de la constitución de los Estados Modernos; pero, desde tiempos inmemoriales ya tenemos crónicas a través de distintas disciplinas del saber sobre estos ejercicios políticos, que nos muestran que el poder se impregna en la consciencia desde el mismo momento en que se tiene acceso a él.
Cuenta Prometeo en medio de sus desventuras que desató la furia de Zeus porque este: “Apenas se había sentado en el trono paternal, repartió sin tardanza los honores entre los diversos dioses y empezó a ordenar jerarquías en su imperio. Pero en ningún momento se le ocurrió pensar en los míseros mortales.
Quería por el contrario aniquilarlos y crear una nueva raza” (Esquilo, p. 13). Pero Prometeo se opuso a tal empresa y dio libertad a los hombres, fue un guía para ellos, los instruyó en diversas ciencias y artes, les otorgó la luz del sol, elemento metafórico que puede interpretarse como la libertad a lo instintivo, a lo que Platón posteriormente relataría en su alegoría de la caverna como la salida de las sombras a la realidad a través de la razón.
En consecuencia, la actitud de Prometeo frente a los mortales hizo que Zeus lo condenara al sufrimiento a pesar que lo ayudó también a establecerse en su tiranía (p.15). Sin duda, la experiencia del personaje de Esquilo nos deja ver que en las relaciones humanas hay quienes no admiten espacio para el debate, el disenso en pro de construir un espacio en el que todos los miembros de una comunidad tengan acceso a los beneficios con los que se cuenta. También es la teorización sobre las formas de gobernar, que filósofos como Maquiavelo posteriormente tendrán como referente para consolidar las características de los Estado Modernos en términos políticos “la victoria no se conseguiría por la fuerza y la violencia, sino por la astucia” (Esquilo, p. 12).
Este relato trágico, se podría asociar al plano local, en donde las elites del poder no permiten que todos los actores sociales gocen de los beneficios del Estado. Por el contrario, se ha vuelto común que todo aquel que vele por el bienestar común sea asesinado, tal fenómeno incluye a líderes y todo aquel que hace oposición a las prácticas del poder, por ejemplo, periodistas, humoristas, escritores, etc. así lo muestran las cifras recientes en Colombia, aunque es una lamentable práctica histórica, se ha acrecentado en el presente año.
También puede verse el legado de Prometeo, como aquellas actitudes innatas que poseen algunos seres que siendo de clases sociales estructuralmente distintas y con ello poseen los medios y las oportunidades para el goce de los elementos básicos para vivir, no olvidan su humanidad y poseen un espíritu solidario frente a aquellos que viven en las tinieblas del abandono y la oscuridad en sus proyectos. Es decir, representar una luz de esperanza en medio del caos. Refiriéndose a las personas Prometeo narraba: “ellos veían sin ver, escuchaban sin oír y semejantes a las imágenes de los sueños, vivían su larga existencia en el desorden y la confusión” (Esquilo, p. 18).
En resumen, Prometeo afrontó el drama de la exclusión de su clase social a consta de garantizarle el bienestar a otros, no fue egoísta en su proceder. Al igual que él muchos personajes y representantes transgreden las prácticas del poder para dar paso a la colectividad; un gran gesto de humanid.