En la semana pasada arreciaron los rumores de golpe militar en Venezuela, en el escenario, cada vez más insostenible que se vive en las calles, ante la carencia de los más elementales bienes de consumo popular, drogas, asistencia hospitalaria, inseguridad, violencia en ascenso, y de un gobierno, que utiliza todos los instrumentos a su alcance para frenar el referendo revocatorio, con el apoyo de las autoridades electorales, que maneja a su antojo.
Aun cuando la oposición siempre ha deseado que la situación se dirima por la vía democrática, no confrontacional o de choque, es claro, además, que no cuenta con ningún poderío militar o de armas, como sí el gobierno, que no ha perdido oportunidad de refrendarlo, a través de los colectivos armados, y todo el aparato de violencia mafiosa montado para mantenerse en el poder.
Algunas organizaciones disidentes del chavismo, como Marea Socialista, conformada por intelectuales y profesionales, aun cuando interpretan el descontento popular, señalan los analistas, no tienen el musculo político suficiente para desafiar a Maduro y recoger el sentimiento de las bases chavistas, que es el móvil ultimo.
El otro grupo, con mucha significancia, pero sin peso decisivo determinante, es el de los viejos ex-Ministros de Chávez (Jorge Navarro, Jorge Giordano etc.) incapaces de formar una organización sólida, que contrarreste los abusos del inquilino de Miraflores. O como el de los militares en retiro, partidarios del referendo revocatorio, que solicitan a Maduro no entorpecer el proceso y reabrir el dialogo con la oposición.
Es claro, entonces, que ninguno de estos sectores estaría en capacidad, ni con el apoyo del Imperio ni de la oligarquía (!) de Bogotá ni del Continente, de propinar un golpe de Estado.
Los militares activos por su parte, que son los que sostienen a Maduro, enredados en negocios ilícitos de contrabando de armas, drogas, alimentos y medicinas, están tan debilitados y fragmentados como la sociedad misma, y serian los últimos interesados en la ruptura, en relación inversa a su disposición de continuar violando la Constitución para seguir disfrutando el poder.
Así que, en este análisis, el único sector en capacidad de adoptar el camino de quiebre institucional, sería el propio Gobierno, en el propósito de provocar una situación de mayor desequilibrio, caos e insurrección, que le permita ajustar un mayor control de las instituciones, hace rato en vertiginoso declive.
Pero es que además, los militares de mayor rango, responden a las más pura escuelas del chavismo, ya que serían ellos los encargados, de pronto a regañadientes por lo que se ha dicho, de escoger entre sus privilegios o sus creencias.
De todas formas, sean los canales que se utilicen, el auto-golpe provendría del chavismo más original, impulsado apasionadamente por la tragedia de ver como se dilapida sin vergüenza, según su credo, la herencia de su difunto líder.