Un equipo de investigación liderado por el guajiro Andrés Alejandro Mejía López, geólogo y magíster en geomática de la Universidad Nacional de Colombia, está trabajando en una nueva tecnología que podría facilitar la localización de fosas comunes en el país.
Utilizando drones equipados con sensores multiespectrales, Mejía López propone un método innovador y menos invasivo que permitiría encontrar restos humanos ocultos bajo tierra, lo cual representa una esperanza para millas de familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos en el contexto.
El proceso de descomposición de los cuerpos libera urea y otros compuestos nitrogenados que se filtran al suelo, alterando su composición química. Estos compuestos, especialmente en altas concentraciones, afectan a la vegetación que crece sobre las fosas, creando un ‘efecto sobreabono’ que, en lugar de favorecer el crecimiento de las plantas, genera problemas de salud en ellas. Según Mejía, los cuerpos en análisis liberan nutrientes en exceso, lo que causa un desequilibrio en el suelo y provoca un crecimiento anómalo en las plantas, seguido por un deterioro repentino.
El investigador Mejía López ha incorporado sensores multiespectrales en drones para capturar imágenes de la vegetación y el suelo en áreas específicas. Estos sensores capturan bandas de luz invisibles al ojo humano, como el infrarrojo más cercano, y permiten analizar el estado de la vegetación con mucho más detalle. Las plantas que crecen sobre fosas clandestinas suelen mostrar patrones de crecimiento inusuales debido a las alteraciones del suelo.
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Para realizar este análisis, Mejía López y su equipo emplean un sensor Sequoia Parrot, montado en un dron que puede adaptarse al terreno. Este sensor registra cuatro bandas clave: infrarrojo cercano, rojo, verde y red-edge, las cuales permiten identificar zonas de estrés en las plantas que podrían estar asociadas a la descomposición de restos humanos.
La investigación también integra modelos de aprendizaje automático para analizar los datos capturados por los drones. Mejía López utiliza algoritmos como Support Vector Machines (SVM) y Random Forest para procesar grandes volúmenes de información y detectar patrones que podrían indicar la presencia de fosas comunes.
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La aplicación de estas tecnologías representa una alternativa más económica y accesible frente a métodos tradicionales como el uso de radar de penetración de suelos, que resulta costoso y complicado de transportar. Además, este enfoque no invasivo reduce el daño al terreno y permite cubrir grandes extensiones de manera eficiente. Mejía López y su equipo probaron este sistema en la finca Marengo de la Universidad Nacional, en Mosquera, Cundinamarca, donde analizaron fosas simuladas con restos de cerdos y material óseo humano. Los resultados mostraron cambios significativos en la vegetación que crecieron sobre estas fosas, incluso después de varios años.
Este avance podría facilitar la búsqueda de más de 80.000 personas desaparecidas en Colombia, según cifras de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) y el Centro Nacional de Memoria Histórica. La posibilidad de usar tecnología multiespectral en drones ofrece una herramienta de gran potencial para las familias y organizaciones que luchan por encontrar a sus seres queridos y obtener justicia.