Como se ha dicho en precedencia, el gobierno del presidente Petro deberá retomar viejos desafíos de la política multilateral, que han sido abandonados con el fin de recuperar espacios y antiguos liderazgos, en la medida en que, en la otra orilla, - en el de las relaciones bilaterales- le será muy complejo definir con éxito, su posición frente a Caracas, La Habana y Managua, lo cual, de manera inevitable significará un desgaste importante que deberá manejar con pinzas de cirujano.
Entonces, volviendo al tema central, que tiene que ver con el escenario continental, otro instrumento que contiene potencialidades insospechadas pero que requiere de nuevos alientos, es la Alianza del Pacífico (AP) (2011), una iniciativa de integración subregional, impulsada por Chile, Colombia. México y Perú, con más de 61 países observadores en cuatro continentes, que además se asuntos comerciales, promueve acciones conjuntas para la promoción de exportaciones, cooperación para la investigación en cambio climático, movilidad estudiantil, flexibilización migratoria, movilidad de bienes, servicios, capitales y personas, entre otros propósitos.
Cabe destacar, y esto es fundamental para dinamizar la agenta de operaciones que estamos proponiendo, que la AP, cuenta con 30 instancias técnicas, como las de acceso de a mercados, plataforma digital para ciencia, tecnología e innovación, encadenamientos productivos, medio ambiente, crecimiento verde y turismo, en lo que Colombia luce tan prometedora y felizmente dotada.
Algunas estadísticas oficiales coinciden en indicar que el bloque estaría posicionándose como la novena economía del mundo, dado su inusitado auge comercial, por tratarse, según algunos analistas, de un proceso abierto y sensible con metas claras, progresistas y coherentes con las economías domésticas de la región.
Los expertos señalan como uno de sus mayores logros, la desgravación de 98% del universo comercial de productos, y el firme propósito de sus miembros de alcanzar el ciento por ciento en 2030, o sea del 2% restante.
Este es, por lo tanto, un exitoso eje transversal de cooperación interregional y una de las estrategias de integración más innovadoras, en cuyo escenario Colombia y el gobierno Petro -Leyva Durán-, podrá repotenciar sus efectivos a corto y mediano plazo.
Sin embargo, algunos analistas observan que dado la nueva configuración política que se ha dado últimamente en América Latina, ningún país tiene un liderazgo lo suficientemente confiable para crear nuevos bloques que puedan negociar preferencias políticas, sociales y económicas, frente a Estados Unidos, Europa y Asia, y que la única alternativa viable sería la de acudir a consensos permanentes.