En los últimos 20 años todos los mandatarios que han desfilado por la casa Pizarro, han sido investigados o condenados por actos de corrupción, como para no desentonar con la enfermiza tradición latinoamericana. Que en el caso peruano arrastra décadas de una frágil estabilidad (!) institucional, que solo ahora comienza a reflejarse en las cifras de u
na sorprendente prosperidad macroeconómica. Inaudito. Solo apenas ahora, lo que resulta incomprensible a los profanos, que somos.
El ciclo de fracturas recientes lo inaugura Fujimori, condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad. En ese penoso viacrucis seguirían en su orden: Alejandro Toledo (2001-06), Alan García (1985-1990/2006-11), Ollanta Humala (2011-16), P.P. Kucynsky (2016-18), Martin Vizcarra (2016-18), Manuel Merino (9 nov/20 a 15 nov/20), Francisco Sagasti (2020-21), ultimo autodenominado “gobierno de transición”, de la pandemia en sus más críticos momentos, y garante de las recientes elecciones del año pasado.
Cada uno de ellos, escribió un oprobioso capítulo de la historia regional, a manera de la patética reseña de JM. Vargas Vila en su libro “Los Cesares de la Decadencia”. (…”las generaciones brutalistas que sirvieron de pedestal a esos ídolos de una día, empiezan a derrumbarse en el polvo, mezclando el suyo, con el de sus amos ya desaparecidos en la Muerte, “- también léase, en la prisión -) (OBRAS SELECTAS – alba libros S.L. Madrid 2018).
Proteccionismo y nacionalización de las grandes empresas mineras de oro, cobre y litio – sectores claves de la economía del país - , y de otras actividades estratégicas, y el cambio de modelo económico del libre mercado, por el de “economía popular de mercados”, enmarcado todo ello dentro del discurso marxista – leninista, catapultan al maestro rural Pedro Castillo, a la primera magistratura, frente a enormes interrogantes y expectativas que comienzan a verse frustradas.
En medio de la crisis secular del congreso, el nuevo mandatario, durante nueve meses de gestión ha cambiado cinco veces el gabinete, y removido a cincuenta de sus ministros, y parece que los sectores que ayer la impulsaron, hoy le dan la espalda, porque sus principales promesas anti-establishment comienzan a ser desconocidas.
¡Un castillo que comienza a partirse en pedazos! Espejismo.