El sector eléctrico colombiano, cuya matriz depende en un porcentaje del 67.8 % de la generación hídrica, ello lo torna muy vulnerable ante las inclemencias del tiempo. Pues bien, a consecuencia de la variabilidad climática, en los últimos 6 meses se han registrado, según el Ideam, muy bajas precipitaciones, por debajo de los promedios históricos. […]
El sector eléctrico colombiano, cuya matriz depende en un porcentaje del 67.8 % de la generación hídrica, ello lo torna muy vulnerable ante las inclemencias del tiempo. Pues bien, a consecuencia de la variabilidad climática, en los últimos 6 meses se han registrado, según el IDEAM, muy bajas precipitaciones, por debajo de los promedios históricos. Ello llevó a que en el I trimestre de este año el nivel promedio de los embalses de generación eléctrica se ubicara, según el Operador del Sistema XM, en mínimos históricos del 32.4 %, el más bajo en 20 años para este mismo mes (¡!).
Ello conllevó un aumento de la participación, hasta el 34 %, de la generación térmica, que por ser más costosa presionó al alza el precio y ello se tradujo en una gran volatilidad del precio de la energía en bolsa, que llegó a cotizarse en febrero a $500 el KWH y en los últimos días ha oscilado alrededor de los $320 el KWH.
Pero la mayor preocupación que embarga a la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, es que, según el IDEAM, aunque en el mes de mayo se espera que las precipitaciones se aproximen a los promedios históricos, su previsión de los aportes hídricos para los meses de junio y julio estarían alejándose de ellos y nada asegura que en los meses subsiguientes tengan un comportamiento tal que permita la recuperación de los embalses. Y lo grave es que, pese a la hidrología crítica, las centrales hidráulicas han seguido generando al tope, sin reparar en las consecuencias que de ello se puedan derivar.
Esta fue la razón que llevó a la Creg a expedir dos medidas cautelares, la Resolución 080 y la Resolución 081 con las cuales se busca evitar que “la recuperación económica del país no se vea limitada por riesgos en el suministro de energía”. La primera de ellas se propone intervenir el mercado, lo que procede “cuando el mercado no ha respondido a las señales de situaciones de riesgo de desabastecimiento”. Sobre todo ante los fundados temores que auguran escenarios prolongados de baja hidrología en los próximos 2 años.
La Resolución 081, busca abrir una nueva convocatoria de una subasta de reconfiguración, en orden a asegurar el cumplimiento de las obligaciones totales de energía firme para lo que resta de este año y el entrante. Entre las consideraciones de dicha resolución está “la necesidad de asignar oferta en firme adicional para cubrir la demanda objetivo en los períodos identificados”, 2020 – 2021 y 2021 – 2022.
Según el Presidente de Andeg, Alejandro Castañeda, con la misma, “lo que se busca es mitigar el riesgo de proyectos en construcción y si hay demoras en los mismos”. Es una realidad la incertidumbre en torno al atraso y la fecha de entrada de Hidroituango, como también de las demoras que ha representado el confinamiento para el cumplimiento del cronograma de la instalación de más de 2.200 MW de fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER) contratadas el año anterior.