Está a la vista que la pandemia del coronavirus está afectando a todos los habitantes del planeta, la industria, el comercio, los servicios y el trabajo de millones de personas.
Claro está que existen dos sectores que muy posiblemente ocupan los lugares destacados en materia de pérdidas y éstos son el campesino y las personas que se ocupan en labores de rebusque o lo que llama el DANE, los trabajadores informales.
En los últimos días nos enteramos de las penalidades que existen por parte de campesinos cuya producción no pueden trasladarla a los sitios de comercialización; muchos de ellos han perdido las cosechas y en el caso de los productores de leche su precio bajó a los niveles más bajos del mercado nacional colombiano; a manera de ejemplo, algunos productores de papa en Boyacá mostraron su cosecha almacenada ante la falta de medios para transportarla. Con otros productos del campo la situación es la misma; todo aparece como una copia o una imagen en un espejo.
El caso de los productores de café ahora la cosecha de la mitad del año está amenazada por la falta de personal para la recolección; en muchos regiones, como Íquira y otros municipios huilenses y del departamento de Caldas, hemos visto bastante publicidad en procura de conseguir personal para la recolección de café.
Para las personas que se ocupan en el rebusque el drama es mayor debido a que por las disposiciones del Gobierno nacional no pueden realizar ninguna labor informal; según cifras oficiales del rebusque viven alrededor del 11 millones de personas, o sea, el 50% de la población en capacidad para trabajar en Colombia.
Entonces, de acuerdo al panorama nacional colombiano, las políticas económicas de siempre y más aún con motivo de la pandemia del coronavirus, campesinos y personas que se ocupan en labores informales son los que llevan la peor carga en la emergencia de la presente época.