Lo revelado por Wikileaks tiene a Fajardo dando explicaciones. Él ha dicho que no hay nada extraordinario, ya que él no es ni uribista ni anti-uribista y que es de Centro, y que Petro es un mal perdedor que no acepta su derrota e insiste en achacársela a él.
No votaría por Fajardo ni aunque fuera candidato único, pero su forma respetuosa de hacer política, e incluso algunas de sus ideas, aun si no se comparten, hacen falta en la política colombiana.
Fajardo no falta a la verdad cuando dice que Wikileaks no aporta nada nuevo a lo que él ha dicho. También es cierto que el país y la política colombiana tienen que desuribizarse. Sin duda Uribe es el político más importante del último medio siglo, pero visto desde el punto de vista de la ciencia política, no aportó elementos nuevos como para convertirlo en el ancla ideológico del país y en el referente obligado para situarse ideológicamente.
La izquierda ha sido astuta en utilizar la figura de Uribe en beneficio propio. Es la izquierda la que mantiene vigente a Uribe porque les conviene. Se inventan un enemigo grande a quien equiparan con el estado y el establecimiento, y utilizan esta caricaturización y desfiguración para hacer política. Han dividido al país entre Petro y Uribe. Era necesario uribizar para petrizar. Política de los opuestos. Muchos colombianos han caído en la trampa, y así es como tenemos un país dividido, en donde ganan unos pocos a expensas de la sociedad.
En la forma de hacer política, Petro es lo opuesto de Fajardo. Petro es un político tóxico y necrófilo ideológico, que a pesar de que el socialismo basado en la lucha de clases fracasó, lo sigue utilizando para ganancia personal.
El socialismo nórdico ha sido exitoso porque a diferencia del marxista de la extinta Unión Soviética y de China bajo Mao, no se basó en la lucha de clases como motor de la historia sino que se basó en la unión: ricos y pobres se unieron para construir una mejor sociedad. Incluso en sociedades como Japón, el conflicto y quienes los generan son rechazados y tiene sanción social; es motivo de vergüenza no poder conciliar e incluso iniciar un proceso judicial.
Para llevar el ejercicio de la política a cauces más productivos y beneficiosos para el país es imperativo desuribizar para despetrizar. Es necesario desechar la simbología que nos han impuesto, y comenzar a construir una nueva bajo nuevos paradigmas.
Colombia debe crear una cultura menos litigiosa y menos conflictiva. ¿Que tal si intentamos, como en los países nórdicos, apostarle a la unión? ¿Que tal si rechazamos a aquellos que hacen política incitando al odio y a la división? De aquellos que insisten en ponernos a pelear a unos contra otros. Que nos quede claro que ni Uribe es el establecimiento ni Petro es el pueblo.
No le veo futuro a Fajardo como candidato presidencial, pero creo que su participación podría enriquecer el debate. Estamos urgidos de voces sensatas de gente que entienda la importancia de construir país todos unidos y que ayuden a despertar conciencia.
Necesitamos políticos que nos unan y nos que nos dividan. Debemos rechazar contundentemente los políticos tóxicos y su manera de hacer política. Este es el único camino sensato y la ruta del progreso y del bienestar.
Creo que todos tenemos la obligación moral de intentar un camino nuevo porque el de la división y el conflicto solo nos ha dejado dolor y sangre y nos ha mantenido anclados al subdesarrollo y la pobreza.
Afortunadamente se comienzan a escuchar voces hastiadas de la polarización que reclaman la desuribización-despetrización del país. Hay que hacer esfuerzos para que esta ola crezca y alcance el punto de inflexión que le cambie la cara a la política colombiana.
En lo local, Santa Marta y el Magdalena apoyaré a aquellos candidatos que no solo presenten la agenda de desarrollo que necesitamos sino que además quieran implementarla uniéndonos a todos. La unión es el camino del progreso.