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Que culebrón

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jacobo Solano Cerchiaro

Jacobo Solano Cerchiaro

Columna: Opinión

e-mail: jacobosolanoc@hotmail.com

Se descubrió la verdadera historia sobre el accidente de la cantante Ana del Castillo y el reguetonero Juan Mindiola, por fin hablaron los protagonistas; un incidente que incluye agresiones, drogas, mentiras, videos, pactos de silencio, exorcismos, etc. En fin, toda una tragicomedia que muestra la podredumbre que asedia a la farándula vallenata.

Primero habló Mindiola y, con una actitud de cinismo puro, se lavó las manos y dijo que no había pasado nada, parecido a lo del reguetonero Kevin Roldan, incluso desafió a la cantante a que hablara, como si andar manejando borracho y drogado no fuera suficiente o intentar pasarle el carro por encima a alguien tampoco, de acuerdo a un video de una cámara del sector y varios testimonios del hecho, avalado por la familia, que en vez de reprenderlo y tratar de ayudarlo, con un tratamiento de desintoxicación y psiquiátrico, lo que hicieron fue armar una estrategia de presión e intimidación para silenciar a la cantante, valiéndose hasta de la palabra de Dios, convirtiéndose en cómplices de un bárbaro que ya tenía antecedentes de maltrato contra las mujeres, algo parecido a lo que hicieron los familiares de los asesinos de Luis Andrés Colmenares o los hermanos de Rafael Uribe Noguera, después de violar y asesinar a Juliana Samboni. Juan Mindiola, también dijo que eso es normal en Valledupar, una ciudad de chismes morbo, salir a tomar en los carros. Hay que reconocerle que fue la única verdad que dijo, la ciudad está llena de estos figurines que se creen dueños del mundo y más cuando son dizque famosos.

Lo de Ana del Castillo tampoco es menos grave, a esta joven la conocí hace rato, desde su época de estudiante era innegable su talento, también era evidente que su vida estaba rodeada de problemas y un temperamento conflictivo que fue afectando su personalidad, para colmo, a muy temprana edad terminó incluida, en el medio vallenato, dominado por el machismo, el consumo de drogas y la envidia, no es nuevo que la sociedad vallenata priman las apariencias, avaladas por cánones establecidos como por ejemplo: Que para ser, hay que tener y mostrar, pero cuando tropiezas, esos mismos, se te vienen encima, ahí parece haber caído Ana del Castillo, quien después de semejante calamidad, subió a las redes un video manejando, sin las manos en el volante y cantando, sin cinturón de seguridad.

Se va a un programa como la Red, amarillista, a exponer su versión al estilo Laura en América, donde se mostró bastante desubicada y con un alto grado de inmadurez; ojalá Ana entienda, a sus 19 años, cuando todos tenemos algo de inmaduros y cometemos errores, que esta es una lección de la vida, para que la tome de la mejor forma, para crecer y aprender, que no por tener camioneta blindada se es alguien y menos va a garantizarle el éxito, el éxito se logra es con trabajo, disciplina y humildad, la prueba es Silvestre Dangond, que venía por el mismo camino y hay que reconocerle que ha tratado de reencauzarlo; si algo tiene futuro es el vallenato femenino, y ella, con ese portento de voz, puede llegar a ser una gran intérprete de cualquier género.

La han criticado, en especial muchas mujeres, demostrando poca solidaridad de género, por quedarse callada. Pero ahora, lo importante es que es una víctima y por fin habló, mostró fotos descarnadas y decidió denunciar a Mindiola en la Fiscalía, aunque eso no garantice nada, menos en Valledupar, donde asesinaron a una persona desde una cuatrimoto, a plena luz del día y los asesinos anda por ahí campantes, esperemos a ver qué pasa con este caso que ha movido las estructuras morales de Colombia.