A propósito de las recientes declaraciones del presidente Iván Duque, sobre el actual estado de desfinanciamiento en que se encuentran los programas sociales del gobierno y la intervención en la convención de Asobancaria del ministro de hacienda Alberto Carrasquilla, en el sentido de gravar toda la canasta familiar con el Impuesto sobre las Ventas (IVA) con el propósito de financiar parte del presupuesto general, se hace necesario revisar algunas propuestas que resultan oportunas a fin de evitar la carga impositiva a toda la canasta afectando sobre todo a los colombianos de menores ingresos.Comencemos por sugerir una mejor gestión en el cobro de los impuestos.
El concepto de eficiencia tributaria desde el punto de vista del recaudo se trata de la estricta y exacta gestión para el cobro y la recuperación de los impuestos por parte de la administración, es decir del gobierno, incluyendo la localización y penalización a los evasores. Aquí es importante tener en cuenta que son cerca de 15 billones de pesos los ingresos dejados de recibir por este concepto. De igual manera se mejorarían los resultados con la modernización tecnológica de la DIAN, prioridad del gobierno Duque, quien ha manifestado en muchas oportunidades sobre la digitalización total de las plataformas tributarias para este fin. Aquí una sugerencia que se debe tener en cuenta, el incrementar el número de especialistas en asuntos de cartera tributaria, ya que en la actualidad cuenta con 10 de éstos por cada 100.000 habitantes.
Un aumento por dos de los empleados actuales se puede realizar sin problemas, seguramente generando beneficios en el objetivo de mejorar el recaudo. La reducción en el número de evasores fiscales para este primer año de gobierno acompañado del fortalecimiento en la lucha contra el contrabando y la localización de la mayoría de los evasores al final del 2019 son acciones que generarán, indiscutiblemente, mejores resultados en la obtención de recursos para poder cumplir con lo presupuestado. Por otra parte, el gobierno Duque no debe demorar en ejecutar su prometida política de austeridad en lo público.
Amarrarse el cinturón para poder hacer más con menos y así mismo destinar los recursos con responsabilidad para las innumerables obras que necesita el país son acciones que deben realizarse a la mayor brevedad. Ahora bien, es innegable que el país necesita una reforma tributaria, pero una reforma que simplifique el sistema, que permita disminuir el impuesto a las empresas a tasas entre el 25 y el 30%, para que se estimule la inversión y por ende se generen nuevos empleos.
En otras palabras, ser formal en nuestro país tiene un costo muy alto, es decir, con una tasa del 33% es muy difícil ser competitivos más aun con países cercanos como Panamá que cobra un impuesto empresarial del 25%, Ecuador 25%, Chile 27% y Paraguay con la tasa más atractiva de la región con el 10%.
En conclusión, podemos tener mejores resultados en el recaudo tributario contando con las siguientes acciones: la actualización tecnológica de la DIAN, aumentar la planta de personal especializado para disminuir el contrabando y reducir la evasión; disminuir el impuesto a los negocios (para atraer más inversión, generar más empleo y por lo tanto más ingresos tributarios) y la pronta ejecución de la política de austeridad en lo público. Si el gobierno ejecuta estas acciones seguramente podrá contar con los recursos para financiar el presupuesto.