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Mié, Dic

Los crímenes de Timochenko

Columnas de Opinión
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Detrás de la mirada inocente y el diseño de sonrisa del candidato presidencial del partido político de las Farc, se esconde una de las peores mentes criminales del país.
16 condenas por los delitos de homicidio, secuestro, toma de rehenes, desplazamiento forzado y reclutamiento de menores, que suman más 448 años de prisión según la Corte Penal Internacional. Más de 100 órdenes de capturas que fueron levantadas por la Fiscalía General de la Nación para su participación en el proceso de paz en la Habana, Cuba. Esto, hace parte del prontuario del conocido también con el alias de Timoleón Jiménez.

Me aterra solo pensar la posibilidad que un individuo como este llegue a la presidencia de nuestro país. Es posible que muchos compatriotas, especialmente de las nuevas generaciones, desconozcan el alcance criminal del principal cabecilla del mayor grupo narco-terrorista de Colombia. Quien bajo el pretexto de una lucha armada para derrocar al Estado, cometió innumerables crímenes en contra del pueblo colombiano, que al parecer quedaran en la impunidad y el olvido.

Sin pagar un solo día de cárcel y sin haberse aprobada la Justicia Especial para la Paz, Rodrigo Londoño Echeverri se pasea por donde quiere, fuertemente escoltado y en ostentosas camionetas, haciendo campaña política.

Sus víctimas, no solo deben lamentar la impunidad, también deben soportar ver a su verdugo convertido en todo una figura pública, financiado por los impuestos que cada ciudadano pagamos. Como si fuera poco, les toca resignarse en una justicia que no les ha entregado un solo peso en reparación.
La lista de crímenes cometidos por Londoño Echeverri es lo suficientemente amplia y cruel para tener el repudio de todo un país.

Atentados contra embarcaciones y edificaciones civiles, ataques a la Fuerza Pública con diferentes modalidades terroristas empleando explosivos en bicicletas, carros y cilindros; toma a puestos militares, homicidios de líderes religiosos, secuestros de líderes políticos y periodistas; reclutamiento de menores, terrorismo, rebelión, narcotráfico, entre otros que quedaron ocultos en la manigua. Su accionar criminal, no solo dejó como saldo el asesinato de militares y policías, también de civiles, niños y mujeres, todos indefensos.


Me pregunto cómo le pedirá este candidato presidencial a su victimas que voten por él. Con qué argumentos le dirá al pueblo colombiano que él es el más indicado para dirigir las riendas del país. Cómo le demostrará afecto y respeto al pueblo que maltrató y asesinó.
Si bien el objetivo del proceso de paz era cambiar las balas por las palabras, no se puede cambiar la justicia por la impunidad. Ojala en las próximas elecciones presidenciales, al momento de depositar el voto, cada ciudadano recuerde los crímenes de Timochenko. Que bien el gobierno puede amnistiar pero el pueblo nunca podrá olvidar.