En Colombia, actualmente todos estamos en “modo Papa” o como escribió Álvaro Cepeda Samudio en su cuento “Todos estábamos a la espera”; a la espera de que culminen o empiecen varios temas pendientes que provocan serias inquietudes en la vida nacional.
Lo inmediato es lo que surja como causa y efecto de las expresiones de su Santidad. Suena desagradable decir que a Jorge Mario Bergoglio le van a sugerir que diga algo relacionado con los acuerdos entre JMS y las Farc, pero como de todo hay en la viña del Señor; porque es de la mayor confusión en cualquier sociedad libre separar los poderes socio-políticos de los socios-religiosos. Mire usted que estas dos fuerzas están colisionando con suficiente empuje actualmente en nuestro país, a raíz de la visita del Sumo Pontífice.
Es que confunde tanto las dos caras del Papa. Por un lado se muestra como Jefe del Estado Vaticano, reconocido por nuestro país y como tal es válido todo el reconocimiento para ello, y por otro lado aparece como el sucesor de Jesucristo para el mundo cristiano de todos sus matices, lo cual es de gran admiración entre los seguidores de su iglesia.
Parece bien difícil separar estas dos concepciones. Sin embargo observe usted una cebra. Un niño inocente puede preguntar: ¿Cómo le meten las rayas? Por otra parte un analista acucioso también pueden preguntar: ¿Por qué tienen rayas las cebras? Los científicos no están seguros por qué, pero hay muchos teóricos afirmando que se trata de una forma natural de camuflaje para confundir a sus depredadores.
Ahora bien, cada quien guarda en su cerebro la imagen o el concepto formado de estos fenómenos naturales; así sucede con la encarnación política-religiosa del papado. De todos modos, muchos colombianos hoy miran esta superestructura publicitaria, propiciada en parte por el Estado como el advenimiento de una dupla Papa-Jefe de Estado que pretende apaciguar los espíritus, aunque dada esta insigne condición también despierta ideas y conceptos irreverentes.
La envolvente religiosa predica que todos las personas debemos amarnos los unos a los otros, debemos perdonar, armonizar y siempre apaciguar los estados de ánimo. Eso aplica en un universo de pensamiento homogéneo, en donde toda la dinámica social empuja hacia un mismo fin, pero cuando el pensamiento colectivo procura un universo con contenidos diversos, entonces surgen las contradicciones ideológicas.
Por varias razones, el perdón por el dudoso arrepentimiento del hecho atroz, fiero, cruel, inhumano, muchos no lo conciben como suficiente para sanar la honda herida que deja en el corazón de las víctimas de esos hechos.
@WILFRIDODELAHOZ