Desde que tengo uso de razón siempre había escuchado que era imposible que este país lograra terminar el Conflicto Armado Interno, y por los menos atemperar los odios, la intolerancia, la desidia, el respeto, y la decencia con los demás ciudadanos sin distingo de clases o credos; actitud que obviamente provoca la guerra entre Colombianos y Colombianas.
Siempre se decía que era ilusorio e inalcanzable; lograr con los grupos al margen de la Ley, generaran unos acuerdos que se aproximaran a acabar con la guerra fratricida, que por más de medio siglo dejo masacres, desapariciones, desplazamiento violaciones permanente de los Derechos Humanos, como una de las fuentes más codiciadas del ser humano; fueron tantos los intentos fallidos que había una apariencia que este anhelo de los colombianos no se lograría, hoy podemos decir sin temor a equívocos, que el actual Gobierno en cabeza del Presidente Juan Manuel Santos a pesar de todos los pronósticos de los que creían, de los que no creían, a de los escépticos; se está a punto de consolidar la Convivencia pacífica, como lo encarta unos de los derechos consagrados en nuestro Estatuto Supremo reseñado en el Preámbulo y en los Artículos 1,2, y de manera asertiva en el 22 cuando nos enseña “La paz es un derecho y un deber de obligatorio complimiento” solo nos falta tomar conciencia de los beneficios que traerá la reconciliación y conciliación, y estos espacios lo podemos lograr cuando todos los colombianos entendamos que tenemos que perdonar cualquiera que sea el daño que se haya ocasionado para poder así vivir en Paz, independiente del olvido; es el momento histórico de todos los que amamos la paz y la justicia social cuando vislumbramos que el camino más expedido para consolidar la tolerancia, es el apoyo que hay que brindarle al actual gobierno, para que nos garantice la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que avale un orden jurídico, económico y social justo que sirvan a la comunidad y facilite la participación de todos en las decisiones que lo afectan en la vida económica, política, administrativa y cultural para así asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.