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Una nueva Colombia, si es posible

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Illidge Gomez

José Illidge Gomez

Columnista Invitado

 

Interesantes, positivos, esperanzadores los planteamientos del presidente electo de los colombianos, Dr. Juan Manuel Santos Calderón en su periplo organizativo de lo que va a ser su mandato…

Esgrime la propuesta de la unidad nacional como base para enfrentar las múltiples situaciones difíciles que atraviesa el país, incluye en su gabinete ministerial personas con mérito propio aparte de vinculaciones políticas que los acreditan para liderar las diversas carteras ministeriales, como el caso del Dr. Rodado Noriega, una de las más acreditadas figuras nacionales en el campo de la minero energía, el Dr. Juan Camilo Restrepo, muy a pesar de ser su contradictor político en la campaña reciente, reconoció en él sus cualidades en el campo de la política agraria del país; sus planteamientos de esgrimir la vía del diálogo para manejar y componer las relaciones con los países vecinos, en crisis por diversas razones; su acercamiento con líderes de grupos políticos distintos al suyo en la búsqueda de la concertación de proyectos que puedan beneficiar al país, son pilares sobre los que se puede construir soluciones de fondo para la crisis que atravesamos…

Es importante recordar que al fin estamos saliendo de una etapa caracterizada por el uso de la agresividad para manejar conflictos, tanto internos como externos, que nos ha llevado a confrontaciones verbales y conceptuales con presidentes de países históricamente hermanos de Colombia; que ha perpetuado el conflicto interno con grupos alzados en armas ante la ausencia de diálogo constructivo y proactivo que conduzca realmente a vías de encuentro que terminen este baño de sangre de más de medio siglo que vive Colombia; una etapa en la cual la meritocracia se volvió letra muerta para dar paso a economistas al frente de la cartera de Justicia, a perpetuar en carteras tan álgidas como la de la salud a personajes como el actual ministro que ha dado muestras, hechos y pruebas de una ineptitud garrafal al frente de la misma con las trágicas consecuencias que ello ha generado para este sector tan importante y que afecta directamente la calidad de vida de los colombianos; a sostener en la cancillería, que es la cara visible de la diplomacia nacional, a personajes como los últimos dos titulares de esa cartera que han sido totalmente inferiores a los retos del manejo de las relaciones de un país influenciado negativamente por intereses distintos a los del pueblo colombiano para diseñar y definir su política exterior; a manejar la economía sin propuestas claras orientadas hacia la solución de los problemas más graves del pueblo que nos ha llevado a hundirnos en un déficit fiscal superior a los treinta billones de pesos; a enfrentar la posible bonanza petrolera que se avecina sin unas políticas acordes a esta nueva circunstancia económica, lo que generará nuevamente las acciones erráticas e imprevistas con las que se tratará de manejar una oportunidad que debería ser para beneficio del pueblo y no de los mismos que siempre ganan en estos ríos eternamente revueltos…

Es tiempo de modificar todas estas políticas equivocadas, es hora de esgrimir la diplomacia como herramienta de dialogo constructivo y desechar la agresividad como recurso de los violentos, es hora de enfrentar los retos económicos con la planeación previa necesaria para diseñar , proyectar y ejecutar correctamente la inversión de los recursos del estado en aras de satisfacer las necesidades básicas del pueblo colombiano; de modificar estructuralmente adefesios como la Ley 100 y sus Decretos reglamentarios que tanto daño le han hecho al país, de acabar con todos los intermediarios nacidos de este esperpento jurídico y que han arrasado con los recursos del sector llevándolo a la profunda crisis en que hoy se encuentra; de aplicar verdadera justicia frente a los transgresores de la Ley que han bañado de sangre al país y acabar con la impunidad reinante fortaleciendo los estamentos judiciales con respeto y reconocimiento de sus espacios; implantar la verdadera meritocracia como herramienta para ayudar a combatir la corrupción yatacarla desde todos los flancos posibles para reducirla al máximo; restablecer los derechos laborales de los colombianos, feriados en una reforma que se generó para favorecer a las grandes empresas rapiñándoles a los empleados su derecho al reconocimiento de sus horas extras y otros beneficios alcanzados a través de muchos años de lucha, y de asumir con responsabilidad el reto de GOBERNAR EL PAIS… Bienvenido, Dr. Juan Manuel Santos Calderón, y piense que, una nueva Colombia, si es posible.