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Sáb, Sep

Elecciones en el Parlamento Europeo y en América

Editorial
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En las más recientes elecciones que se han verificado en el Parlamento Europeo y en Latino América ha habido resultados sorprendentes y algunos que se ajustaron a las previsiones y encuestas.

Normalmente acontece de que el poder en las democracias desgasta en la proporción en que el gobierno no cumpla lo prometido o, por el contrario, tratándose de una buena administración el pueblo satisfecho se manifiesta y sí existe la reelección ese mandatario es reelegido.

Ciertamente cuándo existe un sistema electoral confiable y unas reglas de juego transparentes, los candidatos y los electores lejos de protestar aceptan los resultados sin ninguna alteración.

Sin embargo, hemos percibido que los candidatos de extrema izquierda esto es los comunistas previamente a las elecciones presidenciales, han organizado los softwares de escrutinio en forma tal de que pierden en las urnas, pero ganan en los consejos o entidades electorales.

Así ha pasado en Rusia, Cuba, Nicaragua y Venezuela, países en los cuales sigue funcionando a las mil maravillas esa mecánica electoral cuya reingeniería y configuraciones cibernéticas aseguran que esas dictaduras perduren.

Ahora el mes entrante se pondrá a prueba en Venezuela ese modus operandi y en consecuencia la esperanza democrática de María Corina Machado ojalá no se marchite; y, por tanto, su triunfo se materialice en una realidad política. Bien difícil que ello suceda.

Ese es justamente uno de los postulados que cumplen a cabalidad los candidatos del grupo de Sao Paulo y de Puebla ya que una condición sinequanum es tomarse los organismos de elección, como sucedió en Colombia con ocasión de la elección fraudulenta del presidente Petro.

En Colombia, por ejemplo, el expresidente Uribe terminó su mandato con un 85% de popularidad y respaldo a su excelente gobierno, quizás junto con Alberto Lleras, el mejor que ha tenido nuestro país en nuestra historia contemporánea.

En los recientes comicios de la Unión Europea, el balance fue favorable a los partidos de centroderecha y derecha. En buena parte porque estas corrientes políticas están en contra de los inmigrantes ilegales e islámicos que han producido daños al transporte público, a los edificios y agresiones y muertos en los habitantes de las ciudades europeas; es decir, han cometido actos terroristas.

Francia, muy golpeada por esos extranjeros que han recibido todo y ni siquiera se han integrado a la sociedad gala, se manifestó contra el gobierno de Macron que hasta ahora está tomando medidas drásticas contra esas hordas de maleantes.

Por consiguiente, la mayoría votó a María Le Pen. Macron ante esos resultados convocó a elecciones generales y en la Madre Patria triunfó el centro derecha con el partido popular que obtuvo más escaños y más votos por encima en 700.000 sufragios sobre el Psoe;  Vox, también grupo derechista, aumentó su bancada y su votación.

Entre los germanos ocurrió lo mismo, la derecha obtuvo la mayoría. Desde la época en que gobernó Angela Merkel se le abrieron las puertas de par en par a los inmigrantes ilegales. Eso le dio prestigio y la hacía aparecer como una figura política muy humana.

Pero hoy por hoy dado que los problemas de orden público se han agravado con estos extranjeros irregulares, los alemanes ponen en tela de juicio esas medidas laxas de esa líder tan aprestigiada.

En Bélgica, los triunfadores fueron los partidarios de la derecha. Sabemos de sobra los graves problemas que afrontan los belgas por causa de los ilegales inmigrantes; le pasaron factura a su jefe de gobierno Alexander De Croo y este de inmediato presentó su renuncia.

En Italia, la ganadora fue Giorgia Meloni quién preside el gobierno y su política absolutamente clara con relación a los inmigrantes no legales es de castigo y expulsión. La inseguridad ha aumentado por los delitos de esos inmigrantes foráneos.

Los italianos, que han sufrido los vejámenes de esos inadaptados la premiaron con su voto; posee una gran popularidad y apoyo ciudadano debido a su reconocida gestión de gobernabilidad.

En México, en la elección presidencial Amlo continuó su mandato por conducto de su candidata, Claudia Sheinbaum y sus resultados hacen contraste con lo sucedido en el viejo continente. Ella tendrá todas las asambleas legislativas regionales a su favor y registra una mayoría calificada en el Congreso. Representa un autoritarismo populista y comunista debidamente legalizado. Eso le permitirá un margen de maniobra para consolidar sus postulados políticos.

Esperamos para nuestros hermanos mexicanos una gobernanza sui generis, pero sin llegar al sectarismo y radicalismo cubano chavista que raya en estalinismo. Hay que tener en cuenta que fueron las elecciones más violentas de la historia; los carteles de la droga controlan 11 estados y hubo 38 candidatos asesinados.

La política de su antecesor de abrazos y no balazos no produjo efectos positivos.