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Que trajo para la alta Guajira la esclavitud negra

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com

La esclavitud data de muchos siglos antes de la cristiandad, en Europa y en Asía no había un rincón de estos continentes que no se llevara a la práctica de someter a los seres dóciles para que fuesen sumisos de los de mayor fuerza. Más de seis millones de esclavos negros, llegaron a teñir el continente de raza oscura.

Estos hombres sumisos eran llevados a los lugares donde se podía extraer oro, plata, platino. No solo fue la tierra donde habitaban los seres humanos las que llegaban a explota en busca de los preciados metales, los océanos de este continente también fueron saqueados. La pesca de perlas fue una de las tareas de los emigrantes, las costas eran visitadas por emigrante que nutridos con esclavos los cargaban como instrumento para el buceo que sin la ayuda del oxígeno deberían sumergirse al mar en busca de la esferita marina. 

En las islas venezolanas de Margarita, Cubaba, la tortuga y otras más fueron un emporio de esclavos para ejercer el mercado de las perlas. El Cabo de la Vela, fue también escogido para sacar del océano la esférica brillante y dura. El hombre negro no fue muy ducho para el buceo, de manera que este mercado no fue muy meritorio para los comerciantes de perla.

A su paso por la península, el hombre negro trajo para el indígena, carneros, ovejas, cabras, chivos, lo que hoy llaman manta guajira, no es originaria de la península, los negros vestían a sus mujeres con telas delgada para simplificar el calor con vestidos que hoy llaman mantas guajiras, las indígenas guajiras antes de la llegada de los negros, se cubrían sus partes íntimas con palmas de cocos, palmas de irakas y de eneas, el resto de su humanidad estaba al descubierto.

 hoy la iraka se utiliza como materia prima para la artesanía del sombrero, realizar techos para las casas y enramadas, de igual manera que la palma de coco y la enea que aparte de realizar sus techos, lo usan como complemento para hacer sus sillas, esteras como camas, e instrumentos que colocan en el lomo de los caballos y burros para que el animal no se lastime con la silla donde se sienta el jinete. 

La manta trajo como complemento la pañoleta que es usada en forma de un como con el vértice hacia arriba, que aún la usan para cubrir sus rostros mientras lloraban por la desaparecida de sus seres queridos.

El yotojoro o esqueleto del cardón, que el guayú lo usa aún como pared para su casa y su techo, el negro le enseñó a construir casa con horcones se parados en línea de unos tres metros lo unían con varas de jobita, y separadas de uno a otro de manera  paralela en veinte centímetros que con el grosor del horcón formaba una especie de corral que luego lo rellenaban con piedras y lo complementaban con cal para la su buena presentación, como aún no conocían el clavo, las varas las amarraban con corteza de trupillo joven que remojado por varios días se estirara, luego de amarrada al recibir el sol se reduce de tamaño y sujetaba con fortaleza la unión de las varas con los horcones.

Muy poco fueron los negros y negras que procrearon con guayús, pues debida a esta conducta muy poco zambos existieron en la alta guajira, tampoco el negro fijó asentamiento en esta península septentrional del continente, de manera que nunca hubo palenques en la zona de esta guajira.

La manta traída por la raza negra ha sido perfeccionada por las guayús adornándola con encajes en las mangas, en el cuello, con bolsillos y bordados a su final. También las casimbas que hoy el indígena realiza como recurso para el sustento de agua, fue instruida por el negro.