En 15 meses de gobierno, al presidente Gustavo Petro, se le cayó toda la estantería del sector productivo. Según las estadísticas reveladas por el Dane esta semana, se desplomaron los sectores de la industria (-6,2%), construcción (-8,0%) y comercio (-3,5%). Los únicos sectores productivos que tuvieron un tibio crecimiento fueron el agrícola (1,8%) y minero (3,5%). Lo anterior, trajo como consecuencia que el Producto Interno Bruto, PIB, cayera en un - 0,3%, por debajo de todos los pronósticos y expectativas de los gremios y analistas.
Claramente, este recalentamiento de la economía, apunta a una recesión económica a partir del primer trimestre del 2024. En términos médicos, pasamos de la sala de urgencias a la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI. Lo grave de este asunto, es que, el gobierno, en vez de presentar un plan de choque para reactivar la economía, ha propuesto apagar el incendio con gasolina, pues, ha insinuado romper la regla fiscal, acelerar la aprobación de las reformas laboral, pensional y de salud en el Congreso, seguir subiendo el precio de los combustibles y peajes, e imponer más impuestos.
Esta debacle económica, se veía venir desde el día en que, el Congreso de la República, aprobó una reforma tributaria que no tuvo un impacto en la reducción del déficit fiscal esperado (4,2% del PIB) y terminó asfixiando a las empresas que jalonan la economía y el empleo del país. Ningún país del mundo ha sido más próspero con subidas fiscales. Lo que el Congreso hizo, fue gravar a la gente que trabaja para pagarle a la gente que no trabaja. Ahora están en shock porque se bajó la producción, se cayó la economía y se desapareció la fuerza laboral. ¿Quién va a querer trabajar, sabiendo que papá gobierno le gira mensualmente un subsidio? Con todo el respeto, ese no es el camino. Cuando se regalan recursos, siempre se acaba en la quiebra. Ahí están los ejemplos de Venezuela y Argentina.
El segundo error que cometió el Congreso de la República, fue aprobar un Presupuesto General de la Nación, PGN, que, en vez de adelgazar la burocracia, la aumentó. En la distribución del PGN del 2023, asignaron más del 62% de los recursos a los gastos de funcionamiento y solo dejaron el 38% para la inversión pública y el pago al servicio de la deuda. Hoy tenemos un país, con la economía estancada; igual o peor de endeudado; con mayor derroche de dineros públicos y los índices de pobreza por las nubes. Gracias a estos desaciertos, avalados por los partidos de la coalición del gobierno, comandados por Cesar Gaviria, Dilian Francisca Toro y Efraín Cepeda, hoy estamos en el peor de los mundos.
En el tintero:
1) El catastro multipropósito impulsado por el gobierno de Iván Duque, no previó en el cálculo del ajuste del impuesto predial, para predios rurales, los factores externos que influyen negativamente en la productividad de las explotaciones agrícolas. Si no corrigen pronto, ese impuesto será confiscatorio.
2) El PIB del sector agropecuario sigue por el suelo (1,8%). El problema no es de acceso a tierras, sino de falta de productividad.
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