Cerramos el año 2022 con una gran incertidumbre para afrontar el futuro. Un gobierno de izquierda formalmente posesionado a pesar de muy serias dudas sobre la legitimidad en el proceso electoral; soportado meramente en la presunción de legalidad de la cual gozan todos los actos jurídicos. Desde lo social, quien hoy preside el Estado, hizo su campaña ahondando las diferencias económicas que se han presentado a través de la historia republicana de la Patria, provocando desde el inicio del Gobierno Duque la hecatombe social.
Con la pandemia en primera instancia y posteriormente los paros y bloqueos, “los precios de los alimentos en Colombia crecieron en promedio 12% más que en los otros países de la Oecd y 7 % más que en el resto de América Latina….hasta abril de 2021 estas diferencias en precios eran cercanas a 2 % y se mantenían constantes en el tiempo…entre mayo de 2021 y julio de 2022 la inflación anual de alimentos en Colombia creció en promedio 9 % más que en el resto de países”. El efecto posterior de las revueltas impactó directamente el control del Gobierno anterior ejercido sobre los índices de inflación acompañado de un constante crecimiento de la economía post-pandemia. Aun después de las revueltas lo que permitiría que en futuro se pudiera tener control macroeconómico del comportamiento del país frente a lo que se preveía podría suceder.
Una vez el Gobierno actual se posesiona, toma medidas socioeconómicas en contravía de lo ofrecido, pasa en el congreso una reforma tributaria absolutamente regresiva, que atenta contra las finanzas de las clases con menos capacidad económica, “con medidas como la de aranceles a confecciones (que suben del 23% promedio a 40%) y otros aranceles, la eliminación de las exenciones en restaurantes y turismo (entre 8 y 19%) y algunos impuestos a alimentos en Reforma tributaria.” Igualmente se imponen gravámenes a los productos ultra procesados de consumo masivo en las clases menos favorecidas que pueden generar un aumento de la inflación hasta 2.35% ponderada; grava la industria aérea, subiendo el IVA del 5 % al 19 %, eliminando exenciones a hoteleros al 19 %, en contravía a sus banderas electorales.
No hay que ser experto en temas sociales o económicos, para concluir que el actual gobierno con medidas como estás, no está en la línea de controlar y mantener los indicadores socioeconómicos como era la lógica de los gobiernos anteriores. Mediante el apoyo a la empresa en todos los niveles, se buscaba la generación de empleos y riquezas, que al tiempo generan cargas impositivas a favor del fisco, para que estas por regla general se inviertan en temas sociales y de infraestructura mejorando el ciclo constante de crecimiento.
Las medidas apuntan a acelerar los tiempos de la explosión descontrolada, como buscapiés en fiestas, para que sus efectos se expandan dentro de toda la sociedad, causando en el corto y mediano plazo la destrucción del aparato productivo y como efecto el empobrecimiento de la gran mayoría de la nación, llevándola a niveles de miseria.
Es absolutamente insensato e inconcebible que el presidente de la Republica critique las vías 4 y 5 G que han venido construyéndose (hoy están convertidas en trochas de la peor clase), porque allí transitan las mercancías provenientes del exterior, olvida que, por esas mismas trochas, salen a puertos las exportaciones que sostienen en gran medida al fisco de la nación.
Los indicadores de Inflación y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del 2022, “se ubicó en 13,12%, esta es la cifra más alta en 21 años”,” la variación anual del IPC fue 13,12%, es decir, 7,50 por ciento mayor que la reportada en el mismo periodo del año anterior, cuando fue de 5,62%.”.
Los indicadores macroeconómicos en Colombia están absolutamente desbordados como efecto en principio de la Pandemia, las revueltas sociales y bloqueos, aupados como instrumento de presión del actual gobierno, que con las medidas que está tomando, ataca frontalmente la calidad de vida de todos aquellos que creyeron su discurso y le entregaron su confianza a través del favor del voto.