Muy preocupante el estado de salud de la economía colombiana. En dos meses entró a sala de urgencias y con la trepada del dólar, las altas tasas de interés y el costo de vida, puede pasar la navidad y el año nuevo en cuidados intensivos.
En esta difícil coyuntura económica mundial, es cuando más se requiere que el gobierno trabaje de la mano del sector empresarial y productivo. Colombia, necesita crecer y tener más gente trabajando en compañías que no sientan que el gobierno les está confiscando gran parte de sus ingresos con subidas fiscales para derrocharlo en burocracia e inversiones que no reducen el costo país. El gobierno no debe maltratar ni odiar a quienes le dan dinero. Por eso, la gente se está yendo a invertir a países de la región donde existan mejores condiciones fiscales, laborales y de estabilidad jurídica.
Tampoco, es sano, quitarle dinero al que trabaja para dárselo al que no trabaja, porque terminamos generando más pobres y destruyendo el sector productivo. El ejemplo más claro está en el campo. Los agricultores y ganaderos, se han visto obligados a realizar grandes inversiones en mecanización de sus explotaciones agrarias, porque los trabajadores que tenían antes, ahora prefieren vivir de un subsidio mensual que le otorga el gobierno y completar el diario con el mototaxismo. Ya no hay quien quiera recolectar café, ordeñar vacas o ejecutar labores de mantenimiento en las fincas. El gobierno y los congresistas, no saben el enorme daño que le están causando al país con estas políticas públicas del “Bienestar Social”.
Todos los sectores empresariales del país, coincidimos que, la reforma tributaria que se discute en el congreso de la República, en vez incentivar la inversión y la creación de más empresas, ahuyenta a los inversionístas. El problema no es la baja imposición, sino la informalidad, la corrupción, dl derroche de dineros públicos, la pobreza y el desempleo. El congreso de la República, acaba de aprobar el Presupuesto General de la Nación para el 2023, sin tener en cuenta estos gravísimos problemas. Ellos, siguen repitiendo los errores del pasado. Gastan más de lo que recaudan; destinan más recursos al gasto público que a la inversión; no reducen la deuda en dólar que tiene el país con la banca multirateral y apropian millonarias sumas de dineros en programas de poco impacto social y económico en la población de bajos recursos. Que yo sepa, ningún país ha sido próspero con este modelo de economía.
Los congresistas de las comisiones económicas y varias ministras del gobierno, deberían seguir el consejo del premio Nobel de economía, Milton Friedman. “Copien lo que los paises ricos hicieron para hacerse ricos, no copien lo que hacen ahora que son ricos”. Yo, les dejo la siguiente pregunta. ¿Por qué no imitamos lo que han hecho los gobiernos exitosos?.
Nos quedan dos meses para ponernos de acuerdo y trabajar juntos en el fortalecimiento de la economía de nuestro país, para poder enfrentar la recesión económica mundial anunciada para principios del 2023. El palo no está para cuchara, ni el país, está para probar nuevos modelos económicos, en medio de esta díficil coyuntura económica.