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Nueva diplomacia para la paz (VI)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es

El mapa geopolítico de nuestra región, como se sabe, está conformado por un bloque “bolivariano” de gobiernos afines a prácticas autoritarias y violatorias de los derechos humanos, como Nicaragua, Venezuela y Cuba, mientras que otro grupo como México, Argentina y Perú, son de inspiración izquierdista, pero con credos populistas; y un tercer perfil, “en solitario”, con Chile, enmarcado en la izquierda progresista. Brasil, gran protagonista en los pesos y contrapesos de la política continental, a fines de este mes, decidirá su destino para los próximos 5 años.

En la otra orilla, los gobiernos de derecha de Uruguay, Panamá y Ecuador, frente a los cuales el nuevo gobierno colombiano deberá, de manera inevitable, resolver una disyuntiva: o permitir que prevalezcan sus raíces ideológicas, que le dieron el triunfo en las urnas, o apostarle a una buena dosis de pragmatismo, que pueda derivarle positivos resultados de variada índole.

Diálogo permanente y acercamientos recurrentes - ya con Venezuela se renovaron relaciones diplomáticas y se reabrieron las fronteras -, es la hoja de ruta que se impone, para tejer nuevas redes de cooperación, maltrechos en el reciente pasado por hostilidades y desencuentros de toda índole.

La pasada Cumbre de las Américas, celebrada en Los Ángeles, Estados Unidos, es el fiel reflejo del desabrido paisaje regional que nos circunda. Otro eje importante en esta dinámica de fuerzas, tiene que ver con el impulso diferente que el gobierno Petro - Leiva - debe imprimir a las relaciones con Estados Unidos, (creemos que se hará énfasis al debilitamiento del Respice Polum), en el amplio marco de 4 instantes: El de la posición que adopte frente a la convocatoria de nuevas elecciones en Venezuela; el del compromiso anunciado de la campaña electoral de renegociar (o suspender) el TLC, lo cual encontrará terreno abonado por la presencia cada vez más creciente del comercio de China en la región, como tercer elemento; y finalmente, el diseño de la estrategia para regular y descriminalizar el tráfico de drogas, alentado los últimos días por la bancada oficialista en el Congreso, y por los propios anuncios de la Casa Blanca.

En tratándose de la convocatoria del nuevo mandatario colombiano a los gobiernos de América Latina, para empeñarse en la transición energética hacia formas más nobles de explotación de hidrocarburos, bien podría ocurrir que, sin proponérselo, estaría por fortuna, tratando de conjugar los intereses, necesidades y demandas internas, con las de marcada relevancia y actualidad que gravitan en el espacio de las realidades externas. Lo cual significaría, una verdadera revolución, al diseñar la política externa para satisfacer necesidades del entorno doméstico, es decir configurando una nueva diplomacia para la paz!