Visitamos la Costa Amalfitana (Italia) atraídos por su fama y éxito como uno de los sitios turísticos más visitados y el principal rubro de su economía. Queríamos conocer sus fortalezas.
La conclusión es que hay tres tipos de características que definen un destino de turismo exitoso. La primera son las naturales, las propias, las maravillas que nos da la Providencia: ríos, montañas, costas, exuberancia de la vegetación. Nosotros en Colombia las tenemos de sobra. Las segundas, son las características construidas por los habitantes y el gobierno a través de los años. Hay que tener una excelente infraestructura para atender a los visitantes. Y lo tercero, y más importante, es la organización con la actitud de servicio y mente colectiva de destino turístico. Se requiere disciplina, hay que creérselo. Hay que posicionar en la mente del planeta entero que tenemos una maravilla. Eso nos explicaban en Capri: “somos una maravilla del mundo, somos un gran destino”.
Tenemos que construir una excelente logística. Hay que tener: oficinas, buses, botes, cruceros, lanchas con puertos turísticos para quienes atraviesan nuestro territorio. Tener una estructura de hoteles con señalización, trenes, atención médica y sistemas de salud adecuados. Gente bien preparada que hablen varios idiomas juegan un papel fundamental, cómo se atiende al visitante y se le venden productos locales, artesanías ropa. Todo presentado de manera llamativa. En la Costa Amalfitana todos estos factores juegan un papel importante para mover su economía.
Llama la atención Positano como la joya de la corona. Es una población pequeña y bellísima, totalmente vertical incrustada en una montaña. Es totalmente panorámica con extraordinaria y sencilla arquitectura y una vegetación muy vistosa y cuidada. Unas escaleras combinadas con rampas facilitan caminar por sus calles empinadas con vista al mar. Todos los espacios son construidos como balcones, que se aprovechan para contemplar el paisaje, y ponen carpas y paraguas en la playa en perfecto orden.
Hay otras ciudades que cautivan como Amalfi en la playa y Ravelo en la montaña, tienen vistas extraordinarias hacia unos océanos azules profundos, y además llenos de vegetación. Pero, es su gente, su comida, su arquitectura y sus cerámicas lo que más captura la atención. Como el caso de Maiori donde los visitantes hacen colas en la Pastelería Sol de Riso para comer “delicias de limón”. Es que cada una de estas ciudades se ha especializado. También está el caso de Salerno, una ciudad que tiene un culto muy especial por San Mateo y su fiesta patronal, con su procesión con una banda muy pintoresca es el gran atractivo turístico. Ravelo es una ciudad con su Catedral o Domo y su espectacular Villa Rufo, un castillo construido durante varios siglos y con una combinación de arquitecturas con rasgos diferentes: árabe, siciliano y normando, pero se respeta cada estilo y cuidan su evolución. Jardines y más jardines con vista espectacular hacia toda la Costa Amalfitana, como imán organizan conciertos de música clásica muy concurridos.
La Isla de Capri tiene su atractivo especial con sus grutas o cavernas que se puedan visitar al darle la vuelta a la isla. Cada población tiene su encanto y su leyenda. La enseñanza más importante se requiere disciplina, organización, infraestructura, constancia y la convicción colectiva. Son la clave. No basta ser una “maravilla” del mundo.