Interpretando el anuncio del presidente Petro en su discurso de posesión, de abrir las compuertas de Colombia hacia una política exterior menos parroquial y de confrontación, creemos que se estaría acercando a la Doctrina Respice Similia o, “mira a tus semejantes”, que pretende privilegiar las relaciones de integración y cooperación con países que afronten problemas y preocupaciones afines, utilizando una dinámica trasversal, no exclusivamente vertical, como ha ocurrido hasta ahora EEUU.
La reciente cumbre presidencial de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), -con la que se inauguró la presencia de Colombia en el escenario regional-, es un buen inicio, pero no debe ser el único, para afrontar la nueva etapa de desafíos, y del necesario re-posicionamiento, en el que debe empeñarse el nuevo gobierno.
Es el momento propicio para reactivar el viejo anhelo de la integración latinoamericana proclamado por Bolívar en el histórico Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826, hoy con diferentes contenidos, variados recursos y con urgencias inaplazables. Y estimamos que este es un buen punto de partida, para retomar el desafío, asumiendo posiciones de vanguardia, máxime si se recuerda que ésta es una creación criolla, pues se trata del mismo Acuerdo de Cartagena de 1969, que ha transitado lentamente con sus frustraciones, pero también con destacados logros a lo largo de 50 años.
Durante la Presidencia Pro-Tempore de Colombia en 2011-12 se le dio al organismo un enorme impulso de reingeniería a través del Sistema Andino de Integración (SAI), uno de sus instrumento técnicos, que dispuso fortalecer los lineamientos estratégicos, y priorizar los ámbitos de acción que estuvieran enfocados a consolidar el marco institucional, asegurar la racionalización de los recursos aportados por los países miembros, y priorizar las áreas de trabajo relacionadas con el comercio, servicios, inversiones, transporte, interconexión eléctrica, y para todo aquello que sirviera a los intereses de la integración.
Otras áreas como las de solución de controversias (Tribunal Andino de Justicia), apoyo a las Pymes, (que ha generado el 60 % de empleos en los países de la CAN) etc, son estaciones de un largo camino que está por recorrerse.
Grandes acuerdos de cooperación CAN-UE, que se encuentran Stand By, merecen un mejor destino y requieren de un apoyo de largo aliento.
El Caricom, Comunidad del Caribe, (Tratado de Chaguaramas-Kingstone 1973) suscrito por 15 países caribeños y las Antillas, y creado con el objetivo de elevar el nivel de vida y trabajo de la región, acabar con el desempleo, fortalecer el comercio y las relaciones económicas con terceros países, constituye otro espacio descuidado en el escenario de las relaciones latinoamericanas.
Colombia ha firmado con Caricom un Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) que está incorporado a nuestra legislación interna por los Dtos. 2891-94 y 793-98, relacionados con la liberación de aranceles y tratamiento de importaciones, para el beneficio recíproco, eventualmente susceptible de ampliar con otros productos comerciales.
Este es otro campo en el que el gobierno del presidente Petro podría tener un magnífico desempeño, si lo vincula a su agenda exterior. Es ni más menos, “mirar a tus semejantes”, en la diplomacia moderna, para enfrentar juntos las exigencias diarias de un entorno cambiante.