Primero fue la inflación galopante, la que sobrevino en la cresta de la ola de la reactivación de la economía global, a consecuencia de la debilidad de la oferta frente a la mayor demanda y a la interrupción de las cadenas de suministros. A ello contribuyó además la escalada alcista de los precios de los commodities, especialmente de los energéticos. La invasión a Ucrania por parte de Rusia le sirvió de catalizador.
La inflación en los EEUU en mayo alcanzó el 8.6% y en la Unión Europea el 8%, las más altas en más de 40 años. Entre tanto en Colombia el aumento anualizado del Índice de precios al consumidor (IPC) al cierre del mes de junio de este año fue de 9.7%, el más alto en 20 años.
En el afán de frenar la inflación los bancos centrales dieron un viraje, pasando de una política monetaria expansiva a otra contraccionista, utilizando para ello el incremento de las tasas de interés de intervención. Todos ellos se han visto compelidos a emplearse a fondo, actuando con la rapidez del rayo y con gran contundencia.
La Reserva federal (FED) de los EEUU marcó la pauta con sucesivos aumentos de sus tasas, siendo el del mes de junio el más agresivo, de 75 puntos básicos, el mayor en 28 años, hasta alcanzar el 8.6%, la más alta tasa en 41 años. Por su parte el Banco de la República elevó su tasa de interés de intervención desde el 4% en enero de este año hasta el 7.5% en junio (¡!).
Las medidas tomadas por la banca central aquí, allá y acullá le pusieron el freno de mano a la economía ralentizando su crecimiento, empujándola hacia una recesión y la expectativa de un menor crecimiento de la economía ha terminado por destorcer los precios de los commodities debido a que se espera una menor demanda por los mismos. De hecho, el petróleo que había alcanzado precios superiores a los US $120 el barril, en estos momentos fluctúan alrededor de los US $100, que sigue siendo alto pero su tendencia es hacia la baja.
Las altas tasas de interés decretadas por la FED, que se trasladan al rendimiento que ofrecen los bonos del Tesoro, torna estos mucho más atractivos para los fondos de inversión, cuyos capitales como las golondrinas alzan vuelo desde los países emergentes hacia los Estados Unidos atraídos por la diferencia de tasas.
A ello se viene a añadir que, ante la inminencia de un estancamiento con inflación (estanflación) en ciernes, debido a su nerviosismo dichos capitales buscan refugiarse en la divisa americana, que es considerada moneda - reserva. Ambos factores han influido en la apreciación del dólar frente a las demás monedas del resto mundo. Es de destacar que por primera vez desde que el euro se estrenó como moneda de curso forzoso en la Unión Europea el dólar llegó a superarlo.