La innovación es un proceso relacionado con el desarrollo de las ideas, para crear cosas nuevas o mejorar las que existan, en beneficio de la humanidad.
Para Laura Pabón, subdirectora de Prospectiva y Desarrollo del DNP “la innovación es un elemento clave que contribuye al aumento de la competitividad de la economía, pero también al desarrollo, al bienestar y la calidad de vida de la población”.
No en vano, grandes potencias, países medios y hasta pequeños han confiado su desarrollo a la innovación que, a su vez, implica confianza en el individuo, en su capacidad creativa, en la forma de asimilar el fracaso y superarlo para ser exitoso.
Suecia, Singapur e Israel, son apenas algunos casos que podemos mirar para encausar una dinámica de materialización de ideas que aporten al desarrollo del país.
En Colombia es casi imposible la innovación, no es impulsada como se debería en un país cuyo territorio es un escenario propicio, si tenemos en cuenta que falta todo si nos comparamos con otros.
La muestra es la tal economía naranja del actual gobierno nacional que se quedó en promesa; y en el caso particular de La Guajira la expectativa de que la innovación pueda crear desarrollo es aún menos esperanzadora, a pesar de que llegó al departamento hace más de 30 años a través de El Cerrejón, dejando impresionados a los guajiros y al país con sus adelantos. ¿El departamento de La Guajira aprovechó estos años de innovación extranjera? ¡La respuesta es NO!
La promoción, fomento y vinculación a la innovación para el desarrollo de los guajiros ha estado en manos de la clase política, de nuestros dirigentes, de nuestros gobernantes, que han sido miopes y solo han mirado sus bolsillos.
Por su parte, la empresa privada ha cumplido su parte; generando empleo, riqueza, y aportando innovación. Pero no podemos pedirle a una empresa privada que reemplace al Estado en sus obligaciones legales.
Nuestros dirigentes, desde hace décadas solo han sabido posar para las fotos como maniquí recién vestido; no se han preocupado por impulsar la innovación y el desarrollo a través de obras que la reflejen.
La iniciativa de varias generaciones de juventud guajira quedó dormida y nunca despertó, y no despertó porque nunca la despertaron, nunca la impulsaron, nunca la fomentaron, porque tal vez no convenía hacerlo.
Es que la innovación es fuente de creatividad y con ella viene la independencia del ser humano. Tal vez, por eso no convenía.
Más bien hemos sido innovadores en corrupción inventando todas las formas, no hay duda, los expedientes judiciales son las pruebas.
La permanente discusión entre la Universidad de La Guajira y la Gobernación porque no le transfiere los recursos que asigna la ley es el mejor ejemplo para probar las razones de la falta de innovación desde la academia.
Está demostrado que cuestiones tan normales como tener agua potable también puede ser producto de la innovación, como el caso israelí.
Según el DNP y el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, La Guajira, a pesar de tener mejores posibilidades, tiene el Índice de Innovación más bajo junto con los departamentos de Vichada, Vaupés, Chocó, Guainía, Caquetá, Guaviare, Arauca y Putumayo, que solo llegaron a la categoría departamental con la Constitución de 1991, cuando La Guajira ya lo era, ya recibía las regalías del carbón.
El estado virginal de la innovación garantiza el éxito para desarrollar proyectos en La Guajira; pero será imposible mientras sigamos teniendo la clase política y gobernantes que nos han tocado; y no van a mejorar los indicadores de desempleo mientras no haya innovación porque son directamente proporcionales.
Necesitamos una clase política que piense de manera moderna, que vea al futuro, que piense en competitividad, y comprenda que el desarrollo llega de la mano de todos, con los aportes del talento de todos y no de unos pocos. El talento nace con las personas y solo hay que estimularlo.
Cambiar la clase política en La Guajira desde la raíz, eso sería innovador.
Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí...