Lo único que no necesita esta campaña presidencial es más ruidos de los que ya se han venido produciendo y que tienen preocupados a amplios sectores de la sociedad. El poco o mucho optimismo que se empieza a expresar en sectores de la población tiene mucho que ver con el fin de este gobierno y con la posibilidad de una renovación de estrategias, de estilo y sobre todo de prioridades.
Por ello es fundamental luchar para que la elección del nuevo mandatario sea lo más transparente posible para todos de manera que esa política perversa que domina este ejercicio en Colombia intervenga lo menos posible. Pero esto depende de nosotros los ciudadanos de este país. Para eso sirven las denuncias fundamentadas en hechos que frenen los abusos de poder que ya se sienten entre quienes menos deberían provocarlos y aún menos hacerlos realidad.
Sin entrar en el debate jurídico que ya lo están haciendo esos abogados de primera que tenemos y que han asumido siempre con mucha responsabilidad su deber con esta débil democracia es hora de frenar la entrada de 1.200 herederos de ese clientelismo que tenemos que erradicar. Por fortuna el país serio que es la mayoría ya empezó a prender alarmas para evitar que esta decisión de la Procuradora no se convierta en clara politiquería para darle espacio inmerecido en esta contienda a sus jefes políticos que desafortunadamente son de la Región Caribe. Otro pecado más para esta parte del país que no se lo merece.
Las disculpas que alega la señora Procuradora ya han sido suficientemente rebatidas por juristas de alto nivel y han dado pie para el debate que le espera en el Congreso. Qué lástima que allí se acabaron los demócratas, quedan muy pocos que son apabullados por esa mayoría que con sus odios conservan liderazgo en este recinto, pero han perdido total credibilidad entre amplísimos sectores del país. Es su oportunidad, señora Procuradora, de no caer en el gran pecado de seguir esa perversa forma de obtener votos y de ganar fraudulentamente elecciones tanto presidenciales como de los cuerpos colegiados regionales.
El costo de llenar esas posiciones en estos momentos es inmenso, cuando existe una nube de críticas sobre el comportamiento de miembros de su grupo en el gobierno, como el caso del ministerio de las TICS. No se equivoque y frene esos nombramientos hasta que garantice su transparencia y su no intervención en las elecciones. ¿Es eso demasiado para un miembro de estos clanes políticos que tanto daño le han hecho no solo al país sino a nuestra región tan llena de gente pobre que de nuevo tiene una mínima esperanza de que sus tristes realidades cambian? Y eso, señora Cabello, claro que depende del manejo que altos personajes públicos les den a los nombramientos que realicen. Que los 1.200 nuevos puestos de los cuales usted puede disponer no maten esas esperanzas de una Colombia mejor. Por su bien y el del país, convierta por favor estos 1.200 puestos en oportunidades para mejorar la credibilidad en su gestión.