El 2022 ya llegó y este será un año en el que definiremos gran parte de lo que podamos ser como sociedad en las próximas décadas, debido a las grandes decisiones que tendremos que tomar en las contiendas electorales al Congreso y la Presidencia de la República de los próximos meses. Aunque estamos en días de celebración, también estamos en tiempos en los que debemos afrontar con sabiduría lo que el 2022 significa para nosotros, nuestros hijos y las próximas generaciones.
Después de dos años bastante difíciles para la mayoría del pueblo colombiano, en la que millones de familias sufrieron al perder a los suyos, sus trabajos o sus empresas, es justo que podamos tener unos días de descanso y disfrutar con los nuestros, pero no podemos perder de vista la responsabilidad histórica que ha llegado a nosotros en este año. Tendremos que decidir, en pocas semanas, si seguimos por el camino de un continuismo autoritario, si tomamos el rumbo de un populismo lleno de falsas y peligrosas promesas, o si estamos dispuestos a construir un camino de justicia social, paz y progreso de manera responsable y democrática con la alternativa ciudadana que representa el Nuevo Liberalismo.
El país requiere un cambio de rumbo hacia un puerto seguro y por ello no descansamos y seguimos trabajando, decididamente, en las reformas políticas, sociales, económicas y ambientales que necesitamos para que, en el próximo diciembre, realmente tengamos esperanza y no la frustración de llegar a final de año llenos de incertidumbre y con la sensación de que las cosas no mejoran y que, para millones de colombianos, empeoran.
El desempleo, la corrupción, la inseguridad y la degradación ambiental, entre otras, no dan espera, por ello estamos trabajando en buscar las alternativas para superarlos e invitamos a todo el pueblo colombiano a que trabaje de la mano con nosotros para construirlas. Necesitamos que la productividad empresarial y el empleo digno sean una realidad, que los corruptos no sigan destruyendo las esperanzas de los ciudadanos, que los violentos y los delincuentes no sigan viviendo a sus anchas y que nuestros ecosistemas sean protegidos realmente. Esta es la hora de trabajar y estamos haciéndolo para que la paz y la justicia social sean una realidad que podamos empezar a construir juntos a partir del 13 de marzo con las elecciones al Congreso y que refrendemos en las elecciones presidenciales. Vamos a construir un camino de esperanza y no le vamos a entregar el país a los que quieren eternizar su autoritarismo ni a quienes sólo quieren imponerse con discursos populistas. Feliz año para todos y Dios bendiga al pueblo colombiano. ¡Llegó nuestro año!