Por: Manuel Torres Lopera
@matorres38
Hoy estamos viendo en nuestras ciudades, como se está disparando la tasa de delincuencia, la ciudadanía no duerme tranquila, los delincuentes hacen de la suya en las calles solitarias y la presencia de la fuerza policial no se hace notorio por su capacidad de respuesta ineficiente para combatir los actos delictivos.
Algunos líderes políticos promueven en las redes sociales de que el ciudadano tenga el permiso del Estado para portar un arma para que pueda ejercer el derecho a la legítima defensa, enseguida se viene la lluvia de críticas y alegan estas personas que están en desacuerdo con esta propuesta y mantienen la idea que el poder de las armas deben residir en la fuerza pública, es un debate bastante complejo que polariza a la sociedad.
Los asaltos en manada es una práctica frecuente de un número significativo de personas que atacan a su víctima hasta despojarlo de todas sus pertenencias, también usan el desplazamiento en motocicleta para cometer el delito.
El crimen organizado a puesto en jaque a los gobiernos locales, el manejo de la seguridad ciudadana no se está manejando de la manera adecuada, la respuesta institucional frente a la delincuencia no es contundente.
La inseguridad ciudadana se ha tomado hasta las ciudades que tenían baja tasa de criminalidad, es bastante preocupante, el sicariato es casi todos los días, la mayoría de las personas asesinadas son jóvenes, la descomposición social está arrojando estos resultados.
Jóvenes sin esperanza y provienen de una familia disfuncional donde los principios y valores carecen, el facilismo para poder obtener una cosa sin pagar el precio del sacrificio, es triste como la juventud se está perdiendo. El tráfico de toda clase de drogas, se ha disparado el alto consumo y la disputa por los territorios es la causa de una ola de asesinatos.
La radiografía diagnostica que dentro de las ciudades hay una enfermedad que carcome y es la inseguridad, esto afecta la economía y la parte emocional de la gente, las autoridades locales tienen que trabajar mancomunadamente con la Policía Nacional y crear verdaderos esquemas de seguridad. Hay que blindar los barrios de cámaras de seguridad, que la comunidad interactúe con la policía, tiene que volver la confianza.
El linchamiento a los delincuentes no es el camino correcto, la reacción de la gente al ver que el sistema judicial es débil y que no todas las veces el antisocial lo conducen a una cárcel, la legislación penal le brinda beneficios de casa por cárcel o le dan libertad con vinculación al proceso.
Esta nota opinión lo importantes es dejar una reflexión que la seguridad ciudadana es fundamental para que una sociedad pueda avanzar y que nuestros gobernantes generen políticas públicas sobre este tema, el promover campañas pedagógicas entre vecinos, tratar de buscar la cercanía entre comunidad y policía, también la gestión de salud, educación y emprendimiento a esos jóvenes que se encuentran sumidos en la pobreza extrema.