El país no logra salir de la crisis social que venía pero que se agravó con la pandemia. Eso es cierto como también es verdad que la recuperación de la economía que los empresarios y el gobierno celebran con bombos y platillos no solo no genera empleo, sino que tampoco logra empezar a reducir al ritmo que debería, la angustia que viven actualmente la gran mayoría de los colombianos. Así el subdirector de Planeación Nacional, un hombre inteligente y bien intencionado se ponga bravo, la verdad es que las cifras disponibles del Dane, entidad del Estado, muestran que Colombia tiene el 72% de la población en pobreza o vulnerabilidad. Por enésima vez, eso quiere decir, que tres cuartas partes de nuestro país o tienen ingresos por debajo de lo mínimo necesario para atender sus necesidades básicas o sencillamente apenas las cubren. Esto es una tragedia nacional que no parece conmover a nadie ni siquiera a los que aspiran a la presidencia de la República, como si este no fuera su mayor desafío.
Ignorar esta penosa realidad es inadmisible y por ello quienes solo podemos opinar tenemos la obligación de repetir hasta el cansancio, especialmente a quienes tienen el poder o aspiran alcanzarlo, para que no se queden con la información sobre esta crisis social como si fuera algo normal. Dónde están sus estrategias, y ese llamado a poner este gravísimo problema como la absoluta prioridad. Es nuestra gente la que está sufriendo, no son ni siquiera nuestros vecinos que también deben preocuparnos.
Pero si esta situación necesita respuestas inmediatas de un gobierno que vive en las nubes, lo que está pasando en la Región Caribe, en sus principales ciudades, es mucho más grave. Y donde están nuestros analistas y las universidades que ya alcanzan a ser reconocidas entre las mejores del país y de la región. Donde está la presión y la acción de los empresarios costeños para no hablar de un gobierno local más preocupado por las obras físicas que por su gente. El 20% de las personas de las ciudades de nuestra región no tienen ingresos, según el último Pulso Social del Dane, muy superior al 11.2% de las 23 ciudades del país. Es decir, casi el doble y la pregunta ¿eso no importa? Pero hay más.
Hambre física hambre es lo que está viviendo nuestra región. Para ser precisos, 46.3% de nuestra población tiene diariamente menos de 3 comidas diarias, es decir, son indigentes, viven en miseria. Miseria eso se llama así y la clase de ingresos altos e inclusive la clase media ¿pueden seguir siendo olímpicas ante esa realidad en una región dominada por clanes políticos corruptos y además multimillonarios? Las cifras nacionales son vergonzosas sin duda, pero las nuestras son superiores en más de 15 puntos porcentuales. Es decir, casi la mitad de nuestra población tiene hambre, señores dirigentes de esta parte del país. Y que han dicho nuestros congresistas, nada de nada y así creen que van a mantener su poder político. Un llamado a que esta sea la gran prioridad en este momento. No limosnas ni mercaditos sino la estrategia de generar empleos de verdadera emergencia para darle ingresos a quienes hoy no pueden ni siquiera comer como corresponde.